El ex lehendakari asegura que le hubiera gustado que el PNV hubiera apoyado con más calor el plan Ibarretxe en su momento y no los honores póstumos que hace ahora.

Carlos Garaikoetxea (Pamplona, 1938) deja claro desde el minuto uno de su conversación que Eusko Alkartasuna fue la primera que habló de polo soberanista y «no Batasuna o ETA, como pretenden decir algunos ahora». El ex lehendakari y fundador de EA habla como un militante de base más y explica que el proceso interno que está llevando a cabo el partido tiene como objetivo clarificar sus posiciones. Considera natural que en el mundo nacionalista se aspire a lograr una unidad de acción y advierte de que sólo será posible contar con el mundo de Batasuna «si las pistolas callan».
- EA está dispuesta a mojarse en una unidad de acción abertzale en favor de la normalización política. Pero no a cualquier precio.
- Hay que recordar que la primera que habló de polo soberanista fue Eusko Alkartasuna y no Batasuna ni ETA, como pretenden decir algunos ahora. Lo cierto es que entra dentro de lo natural que en el mundo nacionalista exista siempre una aspiración a lograr una unidad de acción entre abertzales como siempre sucede entre afines políticos o ideológicos. La propuesta de EA se inscribe dentro de esa aspiración natural que no puede prestarse a confusiones sobre proyectos electorales y que tiene que inscribirse en unas coordenadas políticas, éticas e ideológicas mínimas.
- ¿Cuáles serían esas coordenadas?
- Debe haber un cese de la violencia y un compromiso claro y no veleidoso en torno al soberanismo, al derecho a decidir de este pueblo. Nosotros siempre hemos mantenido esa bandera y ahora la mantenemos con tanta y más claridad que nunca. Por eso nos resulta verdaderamente penoso y hasta enojoso que alguien como el señor Ares se permita poner en duda que EA no sea absolutamente clara y exigente respecto al cese de la violencia para poder materializar cualquier tipo de acuerdo.
- ¿Está ultimado el documento que presentará EA este sábado en Donostia al finalizar el debate interno?
- EA ha atravesado un periodo excepcional con el transfuguismo de los cargos públicos y el impacto que eso ha tenido. Se ha sembrado confusión y hasta desconcierto porque ha habido un intento de justificar ese transfuguismo y apropiación de cargos con una supuesta ‘batasunización’ de EA y cosas por el estilo, lanzadas además insidiosamente. Es el momento de una clarificación. EA no ha iniciado un proceso de reflexión para revisar sus posturas propugnando una determinada política de alianzas nueva sino que quiere clarificar exactamente sus posiciones.
- Les han acusado de inspirarse en el Pacto de Lizarra.
- Lizarra fue un intento muy bien intencionado porque partía de algo sin precedentes, un cese indefinido de la actividad de ETA y unas propuestas que a muchos extrañan pero que encajan dentro de lo que es la lógica del pensamiento nacionalista vasco, que es construcción nacional, esfuerzo conjunto de las fuerzas abertzales, compartir responsabilidades institucionales con partidos de otro ámbito, y la garantía en toda circunstancia de respeto a los derechos humanos.
- ¿En este proceso han hablado con otros partidos?
- Evidentemente se ha hablado. Además, este mundo es tan pequeño que estamos todos los días en encuentros permanentes. De ahí se sacan conclusiones, no certezas.
- ¿Por ejemplo?
- Que hay cambios de actitudes en significados dirigentes de Batasuna encaminadas a pasar a las vías políticas y civiles. Naturalmente certificaciones al respecto no las puede tener uno en procesos tan complejos.
- ¿Cómo encaja ahí el documento que la izquierda abertzale dio a conocer el pasado sábado en Alsasua?
- La declaración de Alsasua hace algo más explícita esa voluntad de pasar a las vías exclusivamente políticas. Lo que ocurre es que surge de inmediato la cuestión de la no alusión a ETA o la necesidad de que ETA se pronuncie simultáneamente, pero estos procesos son muy complejos y aunque siempre subyace el problema de la credibilidad también hay que sospechar que quienes así se pronuncian, aunque lo desearan, no podrían ser más rotundos sin riesgo de colapsar el posible proceso. Añadiría que espero que ahora Rubalcaba no detenga a todos los que estaban en Alsasua el sábado.
- ¿Qué le exige EA entonces a la izquierda abertzale para poder estar juntos en esa unidad de acción?
- Ahora se está en la fase de explicar las posiciones mutuas. Y Batasuna viene a explicar que una conjunción de esfuerzos de este tipo podría ser un argumento más para un giro de la estrategia armada a la acción civil y política. Pero para hacer posible una unidad de acción y contar con Batasuna las pistolas tienen que callar.
- ¿Cómo valora la detención de Otegi y Rafa Díez junto a otros dirigentes de la izquierda abertzale?
- Lo viví con cierta estupefacción. Estamos en desacuerdo con esa interpretación omnicomprensiva de que todo es ETA. Dentro de ese tsunami interpretativo de Garzón y compañía éste fue un episodio más, pero con una intención aviesa que es colapsar esfuerzos encaminados a que algo cambie en ese mundo.
- ¿Qué lectura hace de la presencia del PNV en la manifestación de apoyo a esos detenidos en Donostia?
- No me sorprende. La versatilidad del PNV es bien conocida. Eso no obsta para que al día siguiente se den palmaditas en la espalda para las negociaciones en Madrid.
- Este mes se cumplen diez años de su relevo en la presidencia de EA. ¿Qué balance hace de esta etapa?
- Ha cambiado una cosa a comienzos de este año y es el sabotaje y desgaste interno que veníamos padeciendo de un grupo de cargos públicos que efectivamente nos hizo perder muchas energías.
- A la vista está que EA no vive uno de sus mejores momentos. ¿Cómo lleva ese nuevo escenario?
- He vivido con tristeza esa deslealtad de los tránsfugas, especialmente triste por la manera de actuar, que incluso ha llevado a los tribunales a EA para reclamar dinero y cuentas corrientes a Hamaikabat. Pero puedo decir que nunca he visto, probablemente desde sus orígenes, un cierre de un congreso de EA en el que la gente haya salido más feliz del clima interno existente. Y ese clima se va a traducir en una reactivación de algo que tiene EA y que tienen muy pocos partidos, que es un despliegue organizativo local que se traducirá en una revitalización de su presencia en las próximas municipales.
- Está convencido entonces de que EA saldrá del bache.
- Creo que sí porque hay un espacio político que existe. Nosotros siempre hemos estado en planteamientos de tipo socialdemocrático que se han puesto de manifiesto en una trayectoria, pero tocando tierra, no haciendo proclamas de izquierdismo iconoclasta casi infantil que se opone a todo. Aralar, por ejemplo, se manifiesta contra el TAV en Gipuzkoa, y en Navarra dice por dónde tiene que pasar. Vamos que si no hubiera EA habría que inventar una cosa parecida.
- ¿Cómo ve al PNV en la oposición?
- Yo dije al día siguiente de que se formara el nuevo gobierno: Ojo, ya veremos cuando pase el tiempo si surge una aproximación al PSE. Y ya vemos lo que está pasando.
- ¿Qué opina de que los jeltzales lleguen a acuerdos en Madrid con el PSOE y en Vitoria con el PSE?
- Forma parte de ese fenómeno de la versatilidad del PNV. Pero la política es así, si el toma y daca resulta rentable políticamente hay gente que no tiene demasiadas repugnancias para entrar en ese juego.
- ¿Qué le parece que el PNV rescate de nuevo el plan Ibarretxe?
- Me hubiera gustado más que lo hubieran apoyado con más calor en su momento y no estos honores póstumos. Pero eso forma parte también de las habilidades del PNV.
- De lehendakari a lehendakari, ¿qué futuro le augura a Patxi López?
- A mí no me gusta juzgar a mis sucesores, prefiero hablar en todo caso en términos de gobierno por respeto y como rasgo de elegancia mínima. Creo que el Gobierno hasta la fecha está viviendo una política de gestos exclusivamente. Es una política de equilibrios difíciles con el PP, y con el PNV al acecho, que no sabemos en qué puede terminar. De momento ha entrado ya en la partida. Además, me gustaría constatar que en la política de gestos se ha pretendido hacer visible un supuesto contrapunto entre lo que se hacía antes y lo que se hace ahora. Ese intento ha sido injusto y desleal muchas veces.
- Ares ha pedido a los ciudadanos que denuncien la presencia de símbolos de apoyo a ETA en las calles. ¿Cómo ve esta iniciativa?
- Francamente forma parte sólo de esa campaña de gestos y publicidad permanente. Yo he visto este verano pancartas enormes que no necesitaban la delación de nadie, en lugares que quizás no consideraban tan rentables para hacer un esfuerzo que tuviera luego la notoriedad deseable. Ahí han estado las pancartas, las veía cualquiera, incluso los subordinados del señor Ares.
- ¿Se podrá conseguir la paz esta legislatura como auguran algunos?
- Las buenas noticias siempre son gratificantes y poner plazos es una buena noticia. Creo que sí se está en un punto de inflexión. Y va a ser el resultado de una implosión interna en el mundo del MLNV.

Fuente: El Diario Vasco