Sabin Intxaurraga
Formando ya, desafortunadamente, parte del pasado tanto la ilusión y
la esperanza generadas en Euskal Herria en el momento en que ETA declaró
la
tregua tras el acuerdo de Lizarra-Garazi, así como la época de
colaboración entre fuerzas abertzales, parece que los que nos consideramos
abertzales y de izquierdas nos hallamos ante un momento ilusionante tras analizar
el contenido del manifiesto consensuado por los grupos AB, Aralar, Batzarre,
EA
y Zutik en el contexto del Aberri Eguna de este año.
En el documento
‘Indarrak uztartzen, zubiak eraikitzen’ estos cinco grupos proclaman
claramente que Euskal Herria tiene el derecho a decidir libre y democráticamente
su futuro y, por consiguiente, adquieren un serio compromiso para defender el
derecho de autodeterminación de nuestro Pueblo.
Del mismo modo,
demandan, por una parte, a los estados español y francés que respeten
ese derecho democrático y, por otra, a ETA que, respetando la decisión
y la palabra de l@s ciudadan@s vasc@s, declare una tregua, con el fin de que
podamos lograr las condiciones necesarias para profundizar en el diálogo
entre todos en un nuevo marco de distensión y, al mismo tiempo, los partidos
abertzales consensuemos nuestros proyectos para dar pasos decisivos en la construcción
nacional.
Además,
los cinco grupos declaran que ese trabajo en pro de la estructuración
de la nación vasca debe basarse en la justicia social y que Euskal Herria
tiene que ser miembro de Europa, entendida ésta como una Europa de los
Pueblos, una Europa que mira de un modo solidario al Tercer Mundo.
Las cinco fuerzas
políticas firmantes del manifiesto adquieren el compromiso de elaborar
las propuestas para la pacificación y normalización democrática,
realizando las aportaciones desde las perspectivas y bases ideológicas
de cada una de ellas y respetando el nivel de concienciación de
l@s ciudadan@s de los distintos territorios vascos, la pluralidad de su personalidad
nacional y sus diversos ritmos y dinámicas políticas, a fin de
promover y poner en marcha un Proceso Soberanista no violento.
Para avanzar en
ese proceso, estas fuerzas políticas consideran indispensable la declaración
de una tregua inmediata e indefinida por parte
de ETA, así como, la colaboración entre todas las fuerzas abertzales
y democráticas. En este sentido, y teniendo presentes la ilusión
y esperanza
generadas entre los abertzales por el manifiesto consensuado, los cinco partidos
que realizan una lectura común de la situación actual de Euskal
Herria han adquirido el firme compromiso de mantener esa ilusión y continuar
alimentándola. Con dicho fin, se han creado dos comisiones que trabajarán
en primer lugar a nivel interno y posteriormente con otras fuerzas políticas
y sociales para iniciar un proceso nacional de debate abierto en torno a estas
dos cuestiones básicas: el proceso soberanista y la normalización
democrática.
Es evidente la
trascendencia de ambas de cara al futuro de nuestro Pueblo y, por ello, los
cinco partidos pretenden poner en marcha de modo
inmediato el proceso, así como consensuar en el plazo más breve
posible – aún sin especificar- un documento de síntesis.
En este contexto,
recordando la ilusión y esperanza surgidas tras el Acuerdo de Lizarra-Garazi,
así como los errores cometidos mientras estaba en
vigor, es indudable que la Normalización Democrática incumbe a
todas las fuerzas – tanto abertzales, como españolas y francesas – y,
consecuentemente, una responsabilidad que nos concierne a tod@s, respetando
todos los derechos humanos para tod@s en un clima de distensión, sin
expresiones de violencia y sin suponer en ningún caso que mientras dichos
derechos no se respeten sea legítima la utilización de estrategias
de tipo violento.
En otras palabras,
profundizando en la democracia -al contrario de lo que quiere realizar el Partido
Popular mediante su Anteproyecto de Ley de
Partidos Políticos, que busca cercenar los derechos democráticos-
; aceptando la oficialidad del euskera en todos los territorios vascos; dejando
en manos de l@s ciudadan@s vasc@a la capacidad de decisión sobre su futuro,
pero siendo conscientes de que, si bien dicha decisión corresponde a
toda Euskal Herria, se aplicará en la medida en que así lo soliciten
l@s ciudadan@s de la CAV, Nafarroa e Iparralde, es decir, respetando el nivel
de
concienciación, la pluralidad de identidades nacionales y los diversos
ritmos y dinámicas políticas de l@s ciudadan@s de los distintos
territorios
vascos; incorporando, en todo caso, al ordenamiento jurídico vigente
la decisión que libre y democráticamente se adopte.
En cambio, son
las fuerzas abertzales las que, en gran medida, debieran impulsar un Proceso
Soberanista hasta sus últimas consecuencias
-Independencia- , aunque puedan participar otras fuerzas en ese proceso gradualista.
En ese proceso
escalonado caben diversos pasos: el cumplimiento y profundización del
nivel de autogobierno de la CAV y Nafarroa; la creación a
corto plazo del departamento vasco y a medio de las instituciones de autogobierno
en Iparralde; la firma de convenios de colaboración
interinstitucionales entre Iparralde y Hegoalde (bien de tipo político,
social, económico y cultural), con el fin de estrechar y profundizar
en las
relaciones entre l@s ciudadan@s de los diversos territorios vascos; impulsar
la construcción nacional y colaborar en la estructuración política
de Euskal Herria por medio de Udalbiltza; la conformación de una euroregión
que englobe a los siete herrialdes (Zazpiak Bat) dentro de la Unión Europea;
la creación de instituciones de tipo confederal entre la CAV y Nafarroa
(Dieta y Consejo); impulsar un nuevo marco europeo, con la creación de
los Estados Unidos de Europa, participando en ella como miembro de pleno derecho
con el mismo nivel de soberanía que tengan el resto de los estados.
Si los cinco partidos
continúan con la misma responsabilidad demostrada hasta el momento y
son conscientes de la ilusión generada en amplios sectores de la sociedad
vasca, es posible que este mismo año -quizás para el otoño-
logren consensuar unos criterios y compromisos mínimos para
impulsar tanto un proceso de normalización democrática como de
soberanía.
Si ello fuera
así, a pesar de que las cinco fuerzas políticas provengan de culturas
y espectros políticos diferentes, podríamos estar asistiendo a
la estructuración de la izquierda soberanista pacifista. Un nuevo espacio
político, en definitiva, ya que así como el PNV no tiene el monopolio
del nacionalismo, tampoco le corresponde a ETA/Batasuna erigirse en la única
referencia dentro de la izquierda abertzale.
Hay muchísima
gente dispuesta a trabajar para que se convierta en realidad esta posibilidad.
Somos muchísimos los que pensamos que ese espacio
político tendría un gran futuro y sería decisivo para el
futuro de toda Euskal Herria.

Sabin Intxaurraga Mendibil

Fuente: Eusko Alkartasuna