Los resultados definitivos de los comicios del 25 de Septiembre han dejado un panorama político por un lado más abierto y por otro más ilusionante para una mayoría social de este País que piensa que la única forma de conseguir dar respuestas justas, y por tanto socialmente sostenibles, a los problemas diarios de la gente, es avanzar en el ejercicio de la soberanía. Que 57 de las 75 personas electas estén en favor del derecho a decidir; y que otras 38, que constituyen mayoría absoluta, tengan un compromiso claro con la implementación de políticas sociales más avanzadas y eficientes, constituyen una señal clara de lo que pide y espera la mayoría de la sociedad vasca. Frente a la claridad de este mensaje que nos envía la gente a todas las fuerzas políticas, me llama la atención la ambigüedad, con algunos momentos de escapismo hacia el PSE-EE, en la que se mueve el PNV. Su obsesión por no reconocer la pluralidad de EHBildu y sembrar dudas acerca de nuestro compromiso activo con la defensa de todos los derechos humanos sin excepciones y nuestra oposición a la utilización de la violencia, parecen preparar el terreno para una apuesta política por el inmovilismo del pasado de la mano de un Partido Socialista cada vez más alejado de la realidad social vasca.
En Eusko Alkartasuna siempre hemos tenido claro que la política está para resolver los problemas de la gente y avanzar como País en clave soberanista y progresista por vías pacíficas y democráticas, nunca para ocupar sillones y mantener ámbitos de poder. La historia de Eusko Alkartasuna, marcada por la impronta del Lehendakari Garaikoetxea, es fiel reflejo de que solo es posible avanzar en la resolución en clave social de los problemas que afectan y angustian a la gente, en paralelo al avance del ejercicio de la soberanía en un contexto de pacificación y normalización política.
En esta línea impulsamos la formación del Gobierno tripartito PNV-Eusko Alkartasuna-Euskadiko Ezkerra, que el PNV dinamitó expulsando del gobierno a EA, por defender el derecho de Autodeterminación que se citaba en mociones presentadas en los Ayuntamientos, y pactando un nuevo gobierno con el PSE-PSOE. En la siguiente legislatura los escaños de EA daban la mayoría y los pusimos a trabajar por un gobierno que promoviese un cambio del mapa escolar en favor de la normalización del euskera en un sistema educativo de calidad, que se comprometiese con la iniciativa legislativa popular que dio origen a la renta básica y que pusiese las bases para avanzar en la normalización y pacificación. De este Gobierno tripartito PNV/PSOE-EE/EA, saltó el PSOE-EE al final de la legislatura ante el vértigo que le produjeron los avances en el proceso de normalización política y pacificación que dieron origen pocos meses después al Acuerdo de Lizarra.
Habrá quien piense que no viene a cuento este excurso histórico y, sin embargo, yo creo que es muy oportuno en estos días en que dirigentes del PNV cuestionan, cuando no echan en falta históricamente, el compromiso de EHBildu con la política institucional y los acuerdos de gobierno.
Quienes formamos parte de EHBildu hemos tenido responsabilidades institucionales formando parte de Gobiernos Vascos, Ayuntamientos y Diputaciones en los últimos treinta años. En estos momentos tiene especial relevancia, a este respecto, el acuerdo de colaboración parlamentaria entre los Grupos de PNV, Euskal Herritarrok y EA, alcanzado en la Cámara Vasca en mayo de 1999, para dar apoyo al Gobierno del lehendakari Ibarretxe, y que fue firmado por Xabier Arzalluz y Joseba Egibar por el PNV, Arnaldo Otegi y Joseba Permach por Euskal Herritarrok, y, Carlos Garaikoetxea y yo mismo por Eusko Alkartasuna.
Si en aquellos momentos, mucho más complicados que los actuales, fue posible aquel acuerdo político en clave de País y de progreso, hoy además de posible es necesario. Optar por poner de referencia de la política vasca a quienes están llevando al Estado español a ser un Estado fallido económica, social y políticamente, es suicida como País. La única forma de dar respuesta a las graves consecuencias de la crisis económica y social, acabar con los recortes sociales y laborales, impulsar un modelo educativo vasco de calidad, garantizar las pensiones de nuestros mayores, avanzar en la sostenibilidad medioambiental, reforzar y mejorar la sanidad pública, así como culminar el proceso de pacificación y normalización, es lograr un acuerdo de País que trabaje por la soberanía y la justicia social. Quienes en EH Bildu trabajamos y conseguimos aquel acuerdo de 1999 estamos dispuestos a trabajar y conseguir el acuerdo que la sociedad reclama y necesita.
El PNV tendrá que elegir entre moverse en el inmovilismo de seguir dando vueltas a la rotonda de un Estado y partidos que van camino de ser fallidos, o avanzar en materia nacional y social como propugnamos nosotros y lo están haciendo en Escocia o en otros ámbitos nacionales europeos.

Rafa Larreina Valderrama
Miembro de Eusko Alkartasuna y ex-diputado de las cortes españolas