Joseba Azkarraga. Consejero de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco No es solo un bloqueo a los presupuestos. Es
sobre todo un bloqueo al Parlamento. Debe quedar claro, sin engaños ni
confusiones, que los partidos de oposición PP, PSE y Batasuna se han
aliado para que la institución básica del sistema democrático,
la elegida por los ciudadanos, no pueda desarrollar las funciones que tiene
encomendadas. Se hace evidente que populares y socialistas cuentan con Batasuna
para no hacer política. Porque lo que ha sucedido a lo largo de dos jornadas
parlamentarias, la del viernes, día 14, y la del martes, día 18,
no es política.
Los responsables del bochornoso espectáculo
no son los representantes de Partido Nacionalista Vasco, Eusko Alkartasuna e
Izquierda Unida. Los parlamentarios de estas fuerzas acudieron puntualmente
a la convocatoria de las sesiones plenarias. Tampoco lo es, en ningún
caso, el Gobierno Vasco, que cumplió con su obligación de remitir
unos presupuestos que, no se olvide, recogen un componente social de indudable
carácter progresista. Y no es responsable el presidente de la Cámara
que, en el legítimo ejercicio de sus atribuciones y en correcta interpretación
del Reglamento que rige la vida parlamentaria, estableció un determinado
proceder para la votación de las enmiendas a la totalidad presentadas
por tres grupos parlamentarios.
La responsabilidad única y exclusiva de
lo que está ocurriendo corresponde a la determinación de PP, PSE
y Batasuna en unir sus fuerzas para evitar unir sus votos. Ninguno de los tres
partidos quiere verse apoyándose entre sí a la hora de las votaciones.
Ese sería el único modo de imponer la devolución del Proyecto
de Ley de Presupuestos. Por eso urden la espantada en la Cámara.
Más allá de los argumentos insostenibles
que han esgrimido a lo largo de estos días para justificar la vergonzosa
actitud, es preciso que los ciudadanos saquen consecuencias. Un elemento de
juicio clave para ello es recordar que PP y PSE -al igual que lo hace Aznar
en sus viajes por el extranjero- utilizaron la pasada campaña electoral
para satanizar al nacionalismo y emplazar, de manera sistemática, al
entonces candidato a Lehendakari de la coalición PNV-EA, Juan José
Ibarretxe, a definirse respecto a lo que entonces se denominaba Herri Batasuna
o Euskal Herritarrok. Hay que recordar que obtuvieron una respuesta nítida
por parte de Ibarretxe: les dijo que en ningún caso, ni directa ni indirectamente,
utilizaría los votos de HB para ser elegido. Hoy, el Lehendakari y los
partidos que le apoyan repiten sin ningún género de dudas que
no buscarán ni formularán acuerdo alguno con Batasuna mientras
esta formación eluda, como lo viene haciendo, su compromiso de repudio
a la violencia para la obtención de fines políticos.
Sin embargo, populares y socialistas, que aún
hoy se permiten cuestionar la fe inequívocamente democrática de
este Gobierno, se alían con Batasuna. No afirmo que hayan fraguado un
acuerdo; lo que aseguro es que lo practican. Portavoces de PP y PSE han llegado
a reconocer que su entrada o no en el hemiciclo dependía, en última
instancia, de la actitud que adoptara Batasuna.
Busquemos la verdad. Populares y socialistas
no pueden negar que han dado la llave a Batasuna. Apoyan en las decisiones que
pueda tomar esta formación las que ellos se vean obligados a adoptar.
Quienes estigmatizaron el hecho de que se pudiera franquear la puerta de Ajuria
Enea de la mano, directa o indirecta, de quienes no reniegan de que haya causa
alguna que justifica matar a un ser humano, hoy han cedido a esa misma fuerza
la facultad de amarrarles al pasillo del Parlamento. Es una responsabilidad
que intentan disfrazar, pero que no admite máscara posible.
Vitoria Gasteiz, 20 XII 2001

Fuente: Eusko Alkartasuna