«¿Cómo no va a ser viable una entente con gentes del mundo de Batasuna que han evolucionado?»
Afirma que el partido de Arzalluz ha asumido la autodeterminación, «el artículo primero de nuestros estatutos»

Repite sin cansancio que está jubilado, que no juega entre bambalinas
ni ejerce su influencia en EA, y que la culpa de sus últimas apariciones
públicas la tienen sus memorias políticas, un libro sobre el que
hace más proselitismo que Paco Umbral. «En dos años he procurado
mantener un silencio muy respetuoso», asegura, al tiempo que pide a los
críticos del partido «la misma lealtad» que él mantiene
con la dirección. Carlos Garaikoetxea no ha perdido reflejos y, aunque
en esta entrevista no desvela si EA mantendrá la coalición con
el PNV o buscará una nueva vía con los escindidos de Batasuna,
deja entrever sus preferencias y sus afiladas impresiones sobre los últimos
acontecimientos. El ex lehendakari se muestra «orgulloso» de que
sus ideas estén en boga en el mundo nacionalista. «Me agrada ver
cómo el PNV y sectores de Batasuna se acercan a nuestras posiciones»,
dice.
-¿Irá
Eusko Alkartasuna en coalición con el PNV en las municipales o se lanzará
a la aventura con los escindidos de Batasuna?
-Eso lo decidirá
la asamblea nacional de EA, de acuerdo con lo establecido en su congreso. Cuando
en el pasado suscribimos acuerdos de coalición porque existían
circunstancias especiales yo fui el primero que los avaló.
-El PNV parece
estar un poco nervioso y no pierde oportunidad de pedirles que se definan, mientras
que la dirección de EA no dice nada para tranquilizarle.
-No puedo responder
con mucha precisión porque vivo al margen de estas cuestiones, mal que
a usted le pese. Lo que me parece absolutamente inapropiado es que personas
y sectores del partido cooperen poco con la dirección cuando ésta
tiene que estudiar, decidir y, lo más complicado, negociar eventualmente
un acuerdo que suele ser muy escabroso. El proceso lo tiene que conducir la
dirección del partido, lo contrario es no ser leal.
-¿Están
negociando con el PNV?
-No, que yo sepa
no se ha tomado esa decisión en EA.
-¿Cree
que existe un espacio intermedio entre el PNV y Batasuna?
-Por supuesto que
existe un espacio intermedio. Batasuna es una izquierda absolutamente atípica
que con sus planteamientos rupturistas constituye un fenómeno extraordinario.
Lo que ha sido una asignatura histórica pendiente en el nacionalismo
vasco es forjar una socialdemocracia al estilo occidental, un centro izquierda.
EA nació para cubrir esa necesidad.
-Se ha producido
lo que anhelaba desde hace tiempo. Una parte de la izquierda abertzale se ha
escindido de Batasuna. ¿Es la oportunidad que buscaba EA para tratar
de fraguar ese tercer espacio ?
-Hemos sido la
referencia, pero no sólo para esos sectores que se han desgajado de Batasuna
y que empiezan a secundar nuestras tesis de siempre: reivindicación democrática,
no violencia, juego institucional, respeto a la voluntad de los navarros, necesidad
de considerar al PSOE… También recuerdo que el PNV, que no hablaba
en términos muy encomiásticos del derecho de autodeterminación,
ha asumido el artículo primero de nuestros estatutos, y hoy abandera
esa reivindicación. Me agrada ese paulatino acercamiento hacia las posiciones
que siempre ha defendido EA.
La cruzada de Aznar
-¿Cree
que la mayor parte de los 80.000 votos que arañó PNV-EA a Batasuna
en las autonómicas se debieron a la presencia de su partido en esa coalición?
-No soy capaz de
cuantificarlo ni creo que nadie pueda hacerlo. Pero bastantes votos sí
fueron atraídos por EA. Sobre todo creo que fueron a parar a un bloque
que decía no a la santa cruzada del señor Aznar.
-¿La
base social de su partido, cultivada en el nacionalismo tradicional, estaría
a favor de una aventura con gentes que provienen del MLNV?
-Es absolutamente
prematuro hablar de eso. No existe ningún proyecto ni de coalición
ni de fusión con Aralar. Hemos suscrito juntos un análisis sobre
la situación política actual. Eso es todo. Por lo demás,
todo el mundo tiene derecho a mejorar. Cuando vemos a tantos ex etarras que
hoy nos predican desde púlpitos de la intelectualidad o cuando vemos
en las filas socialistas a ex etarras bien notorios, lo que tenemos que hacer
en algunos casos es felicitarnos. ¿Cómo no vamos a pensar en que
puede ser viable una entente con gentes del mundo de Batasuna que han evolucionado?
-¿Por
qué cree que el PNV ha radicalizado tanto su discurso?
-Sería muy
interesante preguntárselo a ellos. Es evidente que han evolucionado desde
la constatación de que su línea anterior no era la que rendía
los frutos deseables.
-¿Siente
pisoteado su terreno?
-La palabra pisoteado
podría tener una connotación negativa. Me sentiría muy
orgulloso de que hayan secundado nuestros planteamientos. Precisamente lo que
perseguimos es hacer proselitismo y que secunden nuestra política.
-Dijo Arzalluz
que el lehendakari tenía en la cabeza alguna forma de consulta. ¿Sabe
de qué se trata?
-Si yo supiera
lo que el lehendakari tiene en la cabeza procuraría ser respetuoso, sobre
todo si fuera de mi partido, y dejaría que lo dijera él. Sé
que tenemos unos compromisos programáticos que Ibarretxe tratará
de cumplirlos y debe cumplirlos.
-¿No
cree que un referéndum sobre la autodeterminación podría
fracturar aún más a este país?
-Aquí se
da una paradoja, porque hacer prevalecer las tesis de los que son minoría
y dicen que no se puede ejercer, también fractura. Parece más
lógico que si alguien fractura sea la mayoría y no la minoría.
Todo tiene remedio en la vida. Hay que buscar fórmulas conciliadoras
que respeten la voluntad de cada territorio de Euskal Herria. Quizá haga
falta más de una consulta, y mucho tiempo, mucho diálogo y negociación.
-ETA siempre
mata a los mismos y, si es cierto que en el último decenio 200.000 personas
han abandonado Euskadi, quizá no haga falta convocar un referéndum.
Si esperan un poco más todo el país será nacionalista.
-¡Vaya pregunta!
Primero, me gustaría que alguien me presentara el censo de esas 200.000
personas. Porque se lanzan cifras, se repiten y, como pasaba con las artes de
Goebbels, se convierten determinadas cosas en verdades absolutas. Habría
que ver cuántos se han ido de verdad y sus motivaciones, todo ello con
el mayor respeto por quienes se hayan podido sentir perseguidos. No se puede
emplear como un arma arrojadiza algo que es tan delicado: decir que como no
estás amenazado eres sospechoso. Hay que recordar que cuando los atentados
de ETA eran mucho más selectivos nadie les decía a los del PSOE
o del PP que eran sospechosos porque no estaban amenazados. Lo de Bertolt Brecht,
cuando decía que mañana vendrán a por ti, es algo que yo
tengo claro y creo que también muchos otros nacionalistas.
«Momento
coyuntural»
-¿Estamos
mejor que hace unos años?
-Estamos en un
momento muy especial, en buena medida por el fracaso de una gran esperanza que
existió hace tres años, Lizarra y aquella tregua indefinida, por
la que algunos apostamos con mucha más generosidad y mejor intención
de la que se nos atribuía. Quizá el momento que hoy vivimos sea
más coyuntural de lo que parece. Creo que ese fracaso influyó
mucho. También hay que intentar contribuir a que las cosas mejoren y,
sinceramente, creo que la política del Gobierno central no es certera
sino que complica aún más las cosas.
-¿Cree
que en los últimos años ha habido un cierto deterioro de la clase
política?
-En estos tres
años ha habido un encanallamiento de las relaciones y una crispación
tremenda. Sería conveniente analizar qué responsabilidad tenemos
cada uno, incluso analizarlo a conciencia juntos alrededor de una mesa para
iniciar un diálogo. La ofensiva de este Gobierno, tanto y más
que contra ETA, contra el nacionalismo vasco, es una evidencia. Cuando Aznar
no tenía mayoría absoluta hacía muy buenas migas con algunos
nacionalistas que le votaban la investidura, se regalaban vinos del Duero y
comían angulas con kokotxas. Desde la mayoría absoluta ha habido
un giro que se ha convertido en una auténtica obsesión. Lo mismo
le da recurrir unos Presupuestos, que hablar, después de un atentado,
de las supuestas connivencias de los nacionalistas con los violentos, instrumentalizando
de forma despreciable algo tan doloroso.
«El logro
del siglo»
-Por lo que
dicen Egibar, ELA y ustedes mismos parece que se está gestando una especie
de Lizarra 2 . ¿Caerán dos veces en la misma piedra?
-Hoy he leído
algo de Mayor Oreja que decía El PNV sigue en Estella , como si estuvieran
en fiestas perpetuas de la Virgen del Puy. Lizarra es una especie de tabú
que ha pasado a la historia, como pasó la Mesa de Ajuria Enea. Nunca
las cosas pueden ser iguales. Para empezar algunos tendremos que ser más
cautos. Creímos que nos estábamos acercando al logro del siglo.
Veíamos las respuestas de alivio de nuestros amigos del PP y del PSOE
cuando les decíamos que se estaba consiguiendo una tregua indefinida.
Después nos encontramos con un linchamiento inmisericorde, por parte
de unos y otros.
-¿La
posible ilegalización de Batasuna le preocupa más por una cuestión
de principios o porque podría hacerles daño electoral?
-El margen de arbitrariedad
que da esta ley a un Gobierno con tentaciones totalitarias es muy preocupante.
Especialmente, si tiene poleas de transmisión con la Judicatura, que,
en ocasiones, secunda los designios del Ejecutivo de una manera tan sospechosa
que haría levantarse de su tumba a Montesquieu. En términos político
nos preocupa el encizañamiento que podría traer a este país
y el estímulo que supondría para los rupturistas. El otro día
aparecieron dirigentes históricos de Batasuna que hasta ahora estaban
en silencio y, quien sabe, si en disconformidad con la línea oficial.
Qué juez va a impedir que bajo fórmulas de agrupación electoral
y con firmas más o menos anónimas se presente Batasuna. Pueden
tener más candidaturas que nunca, con un argumento de victimismo y en
un caldo de clandestinidad en el que sabe moverse ese mundo.

«Con Arzalluz
he hecho hasta risas»

-¿No
estaba retirado de la política?
-Esa pregunta es
capciosa. Estoy retirado de la política.
-Pues sale usted
más veces en los papeles que la presidenta de EA y el resto de la ejecutiva
juntos.
-He salido sobre
todo con relación a mi libro, pero durante dos años he guardado
un prudente silencio.
-¿Y cómo
vive un jubilado?
-Procurando rehacer
su vida y ordenar las cosas que dejó vuelta al aire hace 25 años,
cuando de manera imprevista se vio envuelto en el torbellino de la política.
-Y al sol que
más calienta.
-¿Qué
quiere decir?
-Pues que hace
más calorcito en el sur de España.
-No, no… Desgraciadamente,
por las cosas que me toca hacer, no viajo tanto como me gustaría. El
sur de España me gusta mucho; he ido ocasionalmente cinco o seis días
al año.
-¿Cree
que Arzalluz se retirará?
-(Largo silencio)
Francamente, no puedo hacer un proceso de intenciones, pero supongo que algún
día lo hará. Sus círculos le dirán que es imprescindible
y que no puede dejarles en un momento crucial… Lo que siempre sucede.
-Leyendo su
libro da la sensación de que casi todos los logros para Euskadi se han
debido a usted.
-Muchas gracias.
Es una apreciación que, en todo caso, tiene algo de real, porque en el
año 1980 creo que se produjo gran parte del desarrollo estatutario. Si
es a eso a lo que usted se refiere, hay algo de cierto en ello. Pero Dios me
libre de atribuirme cualquier mérito personal. En todo caso, como digo
en el libro, los méritos que pudo haber los he remitido al equipo que
tuve la suerte de fichar.
-¿Es
una casualidad o una maldad que todos los miembros del PNV que aparecen con
usted en las fotografías del libro estén muertos?
-Supongo que la
editorial ha elegido las fotos que consideraba de mayor interés y, sin
duda, las personalidades de Irujo o Ajuriagerra han merecido de forma justificada
esa preferencia.
-A Arzalluz
le sigue sin poder ver ni en foto.
-No es cierto.
Recordará usted que he compartido con él pancartas, he firmado
acuerdos de coalición y hasta he hecho risas en presencia de muchos de
sus colegas en los últimos años. Que en el relato de 25 años
hayamos protagonizado confrontaciones inevitables es ser fiel a la historia,
pero no quiere decir que uno trate de hurgar en las heridas, sino dejar claro
que lo que es necesario recordar, se recuerde.

J.
J. CORCUERA elcorreodigital.com
Fuente: Eusko Alkartasuna