Gorka Knörr, Secretario General de EA

Habrá que agradecer, una vez más, que el tópico atribuya a los norteamericanos de los Estados Unidos de América (porque norteamericanos son también los canadienses) ese carácter tan naïf que, entre otras cosas, les lleva en ocasiones a hablar como un libro abierto. Y así Jeff Bush, gobernador de la Florida, hermano del ínclito inquilino de la casa Blanca, se ha plantado de visita en Madrid y ha dicho a sus anfitriones que el estar junto al ´boss´ reportará cuantiosos beneficios a España. Bueno, para ser exactos, ha dicho que los posicionamientos del gobierno Aznar ´van a dar beneficios que no se pueden imaginar hoy en día´, añadiendo: ´quiero terminar agradeciendo al Presidente de la República de España por su amistad con los EEUU´. Que tiemble el Borbón.

Como verán, han bastado unas pocas líneas para resumir ese pretendido carácter tan naïf, tan elemental, de los compatriotas del amigo Bush, incluyendo la más prosaica explicación del patrón del imperio y del modelo económico más ultracapitalista del mundo. Promesas de pingües beneficios, que al fin y al cabo es lo que importa, sin olvidar las fotos junto al jefe y en torno a la chimenea de la Casa Blanca, jurándose amor eterno en su lucha contra el terrorismo.

Lástima que en esa pretendida lucha contra el terrorismo se incurra en tan abiertas contradicciones. Los señores del imperio norteamericano, capitaneados por el ministro de la Guerra, Donald Rumsfeld, ya han pontificado sobre la maldad de Hussein y de la imperiosa necesidad de acabar con su régimen. El mismo Rumsfeld que les hacía los albaranes de las armas químicas con que Hussein gaseó a nuestros amigos kurdos, o que les abría las puertas de las centrales nucleares llave en mano. Pero, my friend, es que antes se trataba de contener el peligro iraní, y ahora, además de dar salida a las armas que hay que reponer, se trata de quedarse con el negocio del petróleo. Business is business. O casi podríamos cambiarlo por Bushiness.

Lástima, también, que los gobernantes del PP no se hayan tomado tan en serio como la resolución 1441, la cuarentena de violaciones de la resolución de la ONU sobre el problema palestino. En las Navidades del 2000 -qué lejos queda-, Aznar, en un gesto demagógico, se iba en plenas Navidades a cenar con Arafat, y hoy se alinea con quienes masacran a Arafat y a su pueblo, y pretende que le secunden mandatarios europeos, mientras los israelíes, en su locura vengativa y asesina, no solamente liquidan a cientos y cientos de habitantes de Palestina, sino que llegan a destruir las instalaciones del Gobierno palestino y de sus medios de comunicación, construídas con ayudas de la Unión Europea. Ahí, por lo visto, Aznar no tiene nada que decir. O, por lo que vamos viendo, no tiene nada que ganar. Ni en ´beneficios que no se pueden imaginar hoy en día´, ni en la exaltación de su propio ego político como martillo del terrorismo.

Las máscaras no pueden ocultar ya los enormes intereses que hay detrás de tanta hipocresía internacional. Hipocresía también de Alemania, con grandes intereses en Irak, y de Francia, con concesiones petrolíferas en suelo iraquí. Francia no puede dar lecciones, precisamente, de desinterés en estas cuestiones, o en parecidas. ¿Qué hacen, sino, 20.000 soldados franceses en Costa de Marfil, sino proteger sus intereses petrolíferos, y dispuestos a disparar si se tercia?

Como recordaba el líder verde norteamericano Ralph Nader, las conexiones entre la administración Bush y la industria del petróleo son absolutamente claras, puesto que hasta 41 miembros de su equipo tienen relaciones con ese sector, y tanto el propio Presidente Bush como su Vicepresidente son antiguos ejecutivos de la industria del petróleo. La Consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice, es exdirectora de Chevron, y el presidente Bush recibió -que se sepa- casi dos millones de dólares en contribuciones a su campaña de las compañías de gas y petróleo en las elecciones del 2.000. Los intereses de la gente de Bush y los de los magnates del petróleo coinciden, porque ellos mismos son un todo inseparable.

De esto es de lo que hay que hablar, y que no nos cuenten milongas, ni Bush ni Aznar. Y menos todavía, después de las grandiosas manifestaciones habidas en el Estado español, que nos digan que nuestra posición es antidemocrática. Cuando se está diciendo a Aznar que defendiendo la guerra no representa en los foros internacionales al pueblo del Estado español, se está diciendo una obviedad, porque en ningún lado del contrato electoral figura que se tenga que masacrar al pueblo iraquí, y menos por intereses que el amo americano, en un rasgo de absoluta y cándida sinceridad, acaba de confesar tan lisa y llanamente en Madrid.

No a la guerra, pues, ni que fuera para restaurar la República de la que hablaba jeff Bush.

Fuente: Gorka Knörr