El consejero de
Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco, Joseba Azkarraga, dijo
hoy que ‘no sería raro’ que ‘reclutaran a todos los capellanes
castrenses excedentarios de la División Acorazada Brunete, de la base
de Morón o de El ferrol’ para sustituir a los curas del País
Vasco. Azkarraga, por medio de un comunicado, se refirió a la polémica
suscitada en torno a la última pastoral de los obispos vascos y denunció
como ‘indignante para un católico la nueva cruzada organizada desde
el Gobierno del Estado contra la Iglesia vasca’. ‘Son nuestros obispos
y nuestros curas y párrocos, nuestros curas locales que día a
día conocen los problemas de un pueblo en el que han nacido y viven -subrayó-
y la población atiende y espera sus libres opiniones’. Tras preguntarse
‘¿qué va a hacer Madrid frente a ello?’ si reclutar
a los capellanes castrenses ‘excedentarios’, el consejero recordó
que el Gobierno del PP ‘utilizó a un obispo a quien ahora critican
para mediar con los terroristas’, en referencia al de San Sebastián,
Juan María Uriarte.
Criticó
que desde ‘Madrid y los sectores más conservadores y retrógrados
del Estado’ hayan ‘lanzado al arzobispo castrense contra la sociedad
civil vasca’ y consideró que ‘no es la primera vez que el Estado
se inmiscuye en los temas diocesanos de la Iglesia Católica’, ya
que ‘un Papa le bendijo los cañones a Franco y desde tiempos de
Añoveros, Madrid intentó doblegar a la Iglesia vasca basándose
en descalificaciones, infamias e intentando dividirla’. ‘Las diócesis
vasco-navarras, incluso el obispado de Bayona -añadió- han trabajado
siempre por la paz, en pro de los derechos humanos, de la vida y contra la violencia
y ha sabido estar presente en todos los momentos críticos de nuestro
pueblo y con la constante llamada a ETA para que deje de asesinar’.
Según Azkarraga,
‘Aznar y su gente están demostrando que lo que desean es el poder
absoluto del Estado con el control de los poderes legislativo, ejecutivo, judicial
e, incluso, eclesiástico’, provocando, a su juicio, un ‘grado
de crispación que está llegando a unos límites insufribles,
aunque, tal vez, sea su objetivo para conseguir destrozar a un pueblo y provocar
un peligroso enfrentamiento social que sólo le beneficia a él
y a los violentos’.
Fuente: Eusko Alkartasuna