«Habrá que plantearse nuestro sistema propio de Formación Profesional»
Desde que asumió la cartera de Educación, Anjeles Iztueta no ha tenido un minuto de paz. Primero fue la LOU que llegó de Madrid y las críticas por la concesión de títulos a presos de ETA en la UPV; y ahora es el Plan para la Formación Continua que ha elaborado el Gobierno español y al que administración, empresarios y sindicatos vascos se oponen de forma unánime, por considerar que se trata de “un plan centralista” que desconoce la realidad plurinacional del Estado y las necesidades de las comunidades autónomas. Sin ánimo de alimentar polémicas, la consejera se mantiene firme en que no admitirá imposiciones y añade que «quizá tengamos que plantearnos nuestro propio sistema de FPC, como hemos hecho con la Ley Vasca de Universidades».

¿Replantearse el tema de Hobetuz?

Sí porque, si en algún campo hay que actuar desde la cercanía y con calidad es en éste y el planteamiento que se ha hecho desde Madrid es totalmente centralizado, contrario a lo que el TC decidió en el caso de Galicia y de Catalunya, no respeta los estatutos de autonomía, somete todos los recursos al principio de caja única y asigna un papel testimonial y carente de todo poder de decisión a las comunidades autónomas, lo dice la propia Confebask.

Este debe ser el único tema en el que sindicatos, administración y empresariado vasco están de acuerdo…

Todos coincidimos porque, en Euskadi, hemos experimentado con una FPC próxima y de calidad. Ahí también ha habido una apuesta estratégica de país y hemos sabido trabajar de la mano el sistema educativo, los centros de FP y los sindicatos. A partir de setiembre tendremos que hacer una nueva reflexión y plantearnos nuestro propio modelo de FPC porque es vital para la economía del país.

Pero, a diferencia de la Ley de Universidades, donde las competencias están transferidas, en este tema aún no se puede prescindir de lo que diga Madrid…

Estamos pendientes de una competencia que, según el Estatuto de Autonomía nos corresponde, y que aún no está otorgada. Lo que tendremos que ver es si ejercemos esa competencia que nos corresponde por ley, de acuerdo a nuestros propios parámetros, llegando a un acuerdo entre los agentes que están directamente implicados en la FPC en este país que son nuestras empresas, nuestros sindicatos y nuestra administración.

¿Dejar de seguir reclamando el autogobierno, y ejercerlo de facto?

Es que yo creo que, como en todo, hay que hacer eso. Uno no reclama más autogobierno porque sí. Reclama más autogobierno porque quiere más eficacia y más bienestar para su país. Ejercer la competencia en FPC es trabajar por la mejora de la competitividad de las empresas vascas. No es algo teórico, sino justamente el sentido práctico el que te lleva a reclamar más autogobierno porque quieres que este país se organice desde aquí, sin estar de espaldas a otras comunidades autónomas o a otros países, pero uno se coordina con otros a partir de la realidad del país que tiene.

Ibarretxe no consigue ponerse al habla con José María Aznar… ¿falta educación en las relaciones institucionales?

Es que no hay relación ni se busca la relación. Se sacan leyes y decretos que no respetan los estatutos de autonomía ni respetan la Constitución. Eso no es manera de hacer política. La política no se puede imponer desde la distancia, desconociendo la realidad de la comunidad donde se va a aplicar. En política, primero hay que proponer, después hay que convencer y, por último, hay que votar.

¿Desde cuándo no habla usted con Pilar del Castillo?

Sólo he estado una vez con ella y fue un encuentro cordial, pero hablamos en lenguajes y vivimos en realidades diferentes.

Hablando de realidades… Miguel Sanz insiste en que Euskalerria es una ficción.

Euskalerria existe, y cualquier turista americano que venga a San Fermines se da cuenta de ello. Por suerte, la historia no la inventó Franco, ni se inventó a partir de 1978. Euskalerria es una realidad histórico cultural muchísimo más antigua. Es el país de la cultura vasca y del euskera. Es que es algo tan obvio que no se puede ocultar. Pero no pasa nada. No hay que tener miedo a esas realidades. Nosotros respetamos la doble y hasta la triple identidad.

Sanz dice que los navarros no son vascos.

Lo que importa no es lo que dice Miguel Sanz sino lo que digan los navarros. Navarra también es plural. La cultura vasca ha tenido muchísimo peso, históricamente todos hemos sido del reino de Navarra y tenemos que estar orgullosos de tener en Euskalerria un patrimonio de la humanidad como es el euskera. Los políticos que no entienden esto o tienen miedo, o son muy excluyentes, o son del siglo pasado.

También afirma el presidente de Navarra que “el Plan de Ibarretxe da alas a ETA”.

Un tópico que no tiene ni pies ni cabeza. Una mentira. El Plan Ibarretxe se basa en un planteamiento impecable: que este país tendrá el nivel de autogobierno que decidan sus ciudadanos y ciudadanas y que todo lo que hagamos se tiene que hacer por vías pacíficas y democráticas. Creo que eso es lo que les da miedo, saber que la sociedad vasca es una sociedad políticamente madura, que sabe que más autogobierno implica mejor educación, mejor sanidad, tener un país mejor situado en Europa…

¿Comparte usted la opinión del consejero Balza de que ya no cabe ningún diálogo con la organización armada?

Los temas difíciles también se arreglan con diálogo y ése es un tema difícil. Con ETA ha hablado el PSOE, ha hablado el PP y nosotros también llegaremos a un arreglo hablando. Hay algo que es claro: cuanta más política hagamos, menos espacio va a tener ETA y mejor viviremos todos. Pero, para eso, con los que sí hay que hablar es con todos los partidos políticos, incluido SA.

¿Qué valoración hace del tira y afloja que mantienen el TS y el Parlamento vasco y que ha puesto en solfa la independencia del TSJPV?

Lo que pone en evidencia es que la separación de poderes no existe, lo cual recuerda a épocas franquistas. Incluso en el lenguaje, ya se habla de términos como “comunistas” y “separatistas” que hacía 25 años que no oíamos.

Viendo las cosas que se ven y oyendo las cosas que se dicen no es raro que el 61% de los ciudadanos crea que es una lástima que “la ley de calidad” no afecte a la clase política.

Eso no es bueno. No es bueno para el país ni es bueno para nadie. Los políticos deberíamos ser los primeros en respetar las reglas de juego que son las reglas de la democracia.

Como miembro del Gobierno vasco, ¿conocía usted el contenido del borrador del Plan Ibarretxe filtrado a la prensa?

No. Pero tampoco le daría más importancia al tema. Yo me olvidaría de ese borrador y hablaría de lo que va a pasar en setiembre.


¿Qué va a pasar?

Que habrá un buen planteamiento por parte del lehendakari y que, se oponga quien se oponga, desde el tripartito vamos a trabajar para convencer y ganar adhesiones en base a esa columna vertebral, en la sociedad.

Antes tendrá que presentarse la propuesta en el Parlamento vasco.

Y se presentará. No hay que olvidar que el tripartido es mayoría en la Cámara de Gasteiz.

Una mayoría muy ajustada sin SA.

No se trata de convencer a todos, sino a la mayor parte. Y habrá parte de la izquierda abertzale, como habrá parte del PSE, a la que se pueda convencer. No se consigue todo el primer día ni todo se va a arreglar en setiembre pero, independientemente de la bronca que hay, lo que Ibarretxe propone es algo tan democrático, tan de sentido común y tan necesario para este país que será difícil oponerse a ello porque es un plan cargado de razón, que se ajusta a la realidad y a las aspiraciones de los ciudadanos de este país. No lo digo yo. Tanto el euskobarómetro de Paco Llera como el sociómetro del País Vasco indican que la sociedad vasca quiere avanzar en su autogobierno. Cuando se está convencido de eso y se actúa con sentido común, dentro de un orden, sin agresión y sin violencia, las cosas llegan. Lo importante es saber a dónde vamos y caminar hacia allí, con flexibilidad.

Militando en un partido que se declara independentista, como EA. ¿Qué punto es para usted irrenunciable en la propuesta final que haga Ibarretxe?

El derecho de este pueblo a la autodeterminación. Y, para ejercerlo, todos los proyectos tienen que ser posibles, desde el federalismo hasta el autonomismo o la independencia. ¿Quién va a decidirlo? La ciudadanía. No sé cuándo. Pero llegará. Todo llega a su debido tiempo, nada se consigue de un día para otro. Primero hay que consensuar un buen proyecto de convivencia para los próximos 15 o 20 años, admitiendo que este es un país muy plural, en el que hay ciudadanos que se conforman con lo que tenemos y hay otros que quieren más autonomía, unos que quieren un Estado federal y otros que queremos ser un país independiente en Europa. Pero eso es el objetivo final. Tenemos que llegar a él, poco a poco, dejando todas las vías abiertas, como se hizo antes. Sin renunciar a los derechos históricos, pero dando pasos en positivo, apostando por un país que se organice de forma moderna y solidaria desde aquí.

¿Por qué tanta insistencia en que hay que hacer las cosas paso a paso?

En política o en historia, 20 años no es nada, como decía el tango. Para mi es claro que este país necesita más soberanía. Pero ahora tenemos que tener la visión suficiente para plantearnos una política de aquí a ese plazo. Esto es un proceso imparable. Tenemos que preguntarnos dónde queremos estar en el año 2020, cuando los niños que nacen esta primavera tengan 16 ó 17 años y trabajar por ir allí, poco a poco, pero con convicción, admitiendo que somos un país muy plural y que cada vez vamos a serlo más porque cada vez vamos a tener más población emigrante; tenemos que luchar por ser un país con identidad propia, única o compartida. No hay que tenerle miedo a eso. Uno puede ser vasco y francés, vasco y español, vasco y argentino, o puede ser sólo vasco. Lo que está claro es que cada vez vamos a tener un país más libre y con más capacidad de decisión en ese entorno en el que vamos a vivir todos que es Europa.

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«La nueva ley que proponemos situará a la universidad vasca en Europa»

Veo que se ha propuesto cerrarle la boca a los que dudaron de su intención de crear una ley vasca de universidades, diciendo que era “una fantasmada”.

Más bien parece un milagro porque hay tantos sectores implicados, sectores muy profesionales y muy críticos…

¿Ha tenido que rebajar mucho su propuesta inicial?

Como es lógico ha habido discrepancias y ha habido enmiendas, siempre parciales, sobre todo ha habido muchas aportaciones en el capítulo de la contratación, de la Agencia de Calidad y el Consejo Vasco de Universidades.

¿Se puede hablar ya de pleno acuerdo entre los sectores directamente implicados?

Nunca se consigue el pleno acuerdo, pero sí hay un gran consenso. El tiempo que hemos dedicado a reunirnos para acercar posturas ha merecido la pena porque el proyecto ha salido reforzado.

Aún falta que el Parlamento vasco lo apruebe.

Estoy convencida de que así será porque es una buena ley y porque ha habido una fase de trabajo previo muy importante. Hemos mantenido contacto con todos los grupos políticos y confío en que, en su momento, actúen con responsabilidad.

¿Qué tiene la ley de especial?

Plantea un salto cualitativo muy importante porque sitúa al sistema universitario vasco en Europa, aumentando su competitividad. La calidad es el núcleo de todo el sistema. La ley plantea el plurilingüismo a partir del reforzamiento del euskera y del inglés, y propone una mayor flexibilidad y eficacia en la contratación del profesorado.

¿No teme que sea recurrida por Madrid, como ocurrió con la catalana?

Últimamente estamos acostumbrados a que todo se recurra, pero en una etapa democrática normal, no tendría por qué haber ningún problema con el TC porque la ley que planteamos está dentro de las competencias que nos otorga el Estatuto de Gernika.

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Habla la consejera…

ANJELES IZTUETA tenía muchas cosas buenas que contar en la rueda de prensa que ofreció, tras el Consejo de Gobierno del martes pasado, para comunicar la aprobación del anteproyecto de la Ley Vasca de Universidades, estrella éste de su departamento junto con las escuelas infantiles de 0-3 años, donde el curso que viene se van a crear 1.000 nuevas plazas públicas o la ampliación de la Oferta Pública de Empleo, gracias a la cual 1.500 profesores se harán funcionarios. Tres indudables logros de gestión en los que ha puesto un empeño personal y que tienen a la consejera de Educación como niña con zapatos nuevos. Entusiasta por naturaleza, procura huir de polémicas cuando se le pregunta por su homóloga Pilar del Castillo o por las últimas declaraciones de Miguel Sanz en torno a la supuesta inexistencia de Euskal Herria, como si no tuviera tiempo que perder en enfrascarse en ese tipo de rifirrafes. «Lo importante es solucionar los temas», repite sin cesar en el encuentro que mantenemos horas más tarde, desarrollando un discurso de gran sentido práctico y posibilista. «Este es un departamento muy amplio y siempre hay temas calientes encima de la mesa. Pero, cuando uno se enfrenta a los problemas con convicción, tarde o temprano, llegan las soluciones. La única receta ­dice­ es empeñarse. Tener voluntad de arreglar las cosas y trabajar en equipo, contando con los colectivos interesados, sin tener miedo a la crítica».

Amaia Fano / DEIA.net

Fuente: Anjeles Iztueta