«Sectores de Batasuna se están acercando a los principios de EA»
CARLOS GARAIKOETXEA ha realizado durante los meses precedentes un intenso ejercicio
retrospectivo que ha fructificado en un libro de memorias en el que se recogen
los momentos más trascendentes de la vida política vasca del último
cuarto de siglo. El ex presidente del PNV y de EA ha sido un personaje clave
en el devenir de los acontecimientos durante ese intenso período y, a
pesar de repetir que ahora está jubilado, sigue siendo una voz autorizada
y preferente a la hora de analizar «el momento oscuro del túnel»
en el que dice que se encuentra Euskal Herria.

Transcurridos 25 años desde la celebración de las primeras
elecciones democráticas tras la dictadura franquista, el Gobierno del
PP impulsa una nueva Ley de Partidos para ilegalizar a Batasuna. ¿Qué
efectos puede acarrear?

Es un enorme error, no se si calculado, por parte de Aznar. Desde el punto de
vista jurídico, figuras bastante solventes ya han señalado que
puede constituir un engendro. La indefinición de los tipos penales que
se quieren establecer, con una interpretación reaccionaria de la ley,
pueden conducir a cualquier cosa, y no sólo al destinatario al que hoy
apuntan, que es Batasuna.

¿Qué consecuencias puede generar desde el punto de vista político?

Es fácil de comprenderlo. Cuando en el mundo de Batasuna se ha apreciado
un retroceso electoral y, sobre todo, cuando a la crispación que existe
en la sociedad vasca se le añade un elemento distorsionador como éste,
en el momento en que, en términos políticos, habría que
aspirar a normalizar el país y cuando los argumentos según los
cuales se están cerrando cauces para la acción política
tienen su reflejo en esta ley, es fácil de entender porque no sólo
nosotros, los nacionalistas, sino gente de muy diversas latitudes consideran
el proyecto un despropósito y un elemento de complicación de la
escena política vasca.

¿Cómo valora el papel del PSOE en estas circunstancias?

El PP le hace jugar con desventaja y, sin embargo, el PSOE no se atreve a poner
sus objeciones sobre la mesa porque cuenta las consecuencias en términos
electorales. Sería deseable que hubiera un rasgo de responsabilidad en
el Partido Socialista reaccionando ante esta nueva estrategia del PP pero, desgraciadamente,
no parece que exista esa responsabilidad y vemos con gran pesimismo las consecuencias
de este proyecto.

Los socialistas han puesto el énfasis en la constitucionalidad de
la ley.

Yo creo que la tipificación de delitos que pretende hacer esta ley es
de dudosísima constitucionalidad. Lo que pasa es que cuando el presidente
del Tribunal Constitucional hace las declaraciones tan políticas y tan
poco jurídicas que le hemos escuchado, no es posible ser optimista respecto
a la reacción de ese órgano.

Desde EA se ha apuntado a la necesidad de la movilización social contra
el proyecto.

Se trata de una ley con serias tachas de ausencia de toda sensibilidad democrática,
por emplear un eufemismo, que permite, y más aún a gobiernos reaccionarios
como el actual, sentir la tentación totalitaria de ir a por sus adversarios
imputándoles cosas tan vagas como actitudes contrarias al orden democrático.

¿Percibe algún cambio de actitud en el PSE en este tipo de
cuestiones tras la elección de Patxi López como secretario general?

Ha habido estereotipos a la hora de calificar las posturas de unos y otros,
atizados interesadamente también desde la derecha para poner en un brete
al PSOE. En el congreso del PSE no ha habido divergencias en lo que respecta
a la estrategia a seguir, de manera que habrá que esperar y ver.

En su opinión, ¿no existe un trasfondo real en las supuestas
diferencias entre Redondo y López?

El trasfondo real que ha podido existir es el de romper con el fracaso de una
operación de seguidismo total hacia el PP que han llevado a cabo en la
etapa anterior, pero en los pronunciamientos que ha habido en el congreso no
vemos que se apunte a un giro en su política.

Y, en lo que se refiere a Batasuna, ¿atisba algún cambio que
pueda facilitar un desbloqueo de la situación?

En Batasuna no puede existir ningún tipo de comodidad con la situación
que se ha creado tras la reanudación de la violencia y el fin de la tregua
y todas sus consecuencias. También tengo la impresión de que en
sus estamentos dirigentes, no sólo en sus bases, existiría un
deseo de que las cosas fueran diferentes. Me parece que hace falta ese paso
al frente que alguien tiene que dar, y que ya ha tenido algunas manifestaciones
serias como en el caso de sectores que se han distanciado por desacuerdo con
la estrategia violenta.
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UNA DE LAS GRANDES incógnitas de cara a las próximas elecciones
municipales de 2003 es si se reeditará la exitosa coalición PNV-EA.
El lehendakari Garaikoetxea se muestra cauto a la hora de opinar sobre esta
cuestión.

Alguna asamblea local de EA, en Donostia por ejemplo, ha pedido que se repita
la fórmula de colaboración con el PNV de las elecciones del 13
de mayo pasado. ¿Cual es su opinión?

Yo no soy portavoz de Eusko Alkartasuna, soy un afiliado que ayuda en lo que
puede y, desde ese punto de vista, he hablado en positivo diciendo que un partido
tiene que defender su proyecto, planteárselo a la sociedad con nitidez
y que, además, para el nacionalismo y para el país es positivo
que existan dos proyectos en el nacionalismo: uno, socialdemócrata, y
el otro, el de un partido de corte popular, EA y PNV respectivamente.

¿Eso impide acuerdos estables?

Salvo una decisión cualificada del máximo órgano entre
congresos de EA, la fórmula es la defensa de nuestro proyecto. En todo
caso, siempre he dicho, y llegado el caso veré lo que digo, que en circunstancias
excepcionales puede estar justificado un acuerdo.

Pero, por ejemplo, en Donostia puede ser clave para lograr la alcaldía…

Las decisiones dependen de si nos guiamos por un criterio puramente electoralista
y a corto plazo o, por el contrario, entendemos la política como una
obligación de ofrecer a la sociedad opciones diversas que canalicen las
diferentes aspiraciones de esa sociedad. Ése es el gran dilema. También
hay que recordar que no fue EA el responsable de que haya un alcalde socialista
en Donostia, aunque no sea hora de aducir viejas deudas.

EA elaboró de cara al pasado Aberri Eguna un documento conjunto con
fuerzas de la izquierda abertzale. ¿Puede ser el comienzo de una colaboración
permanente?

EA ha estado en esas declaraciones, que no han pasado de ser, con toda su importancia,
interpretaciones de la situación del país, y ha estado con toda
convicción porque en esos principios está la postura de siempre
de Eusko Alkartasuna a la que, felizmente, se están acercando sectores
provenientes de Batasuna.

¿Cuáles son esos principios?

Nosotros siempre hemos defendido la radicalidad democrática en la reivindicación
nacional, la no violencia y hemos exigido el respeto a la voluntad de los navarros
y de Iparralde. Siempre hemos pedido realismo político a la hora de interpretar
cómo está nuestro país en cada territorio, hemos optado
por las vías institucionales… Por ello, ¿cómo no va a
estar EA en un pronunciamiento conjunto con fuerzas que han acabado asumiendo
esos principios, como ha asumido también el derecho de autodeterminación
el PNV? Aunque el éxito electoral favorezca más a otros, lo importante
es marcar con un proyecto unas referencias que se vayan imponiendo.
J.
Arruti deia.com
Jatorria: Eusko Alkartasuna