Fernando Velasco Vivimos tiempos nuevos en la política vasca. Tiempos en los que la política vuelve a ser el centro de nuestra actividad. El centro y el único camino. No estamos ante un proceso sencillo, ni breve. Todos debemos ser conscientes de que mientras unos intentamos asfaltar la vía, otros buscan los sitios por donde romperla con zanjas. Por eso es importante la paciencia, la perseverancia.

Como presidente de Eusko Alkartasuna en Araba y miembro de este partido desde su nacimiento, sé muy bien de lo que hablo. Son muchos los años que llevamos defendiendo la necesidad de estar donde ahora estamos y mucho el trabajo y el empeño personal, colectivo y político que hemos puesto en ello.

A nadie se le escapa que, en estos momentos, existe un nivel de comunicación entre las direcciones de los partidos que todos debemos de considerar muy positivo. Y comunicación no significa acuerdo, entendimiento o coincidencia. Comunicación es tan sólo una vía para buscarlos.

En ese sentido es de reconocer el trabajo realizado para ir venciendo suspicacias, generando confianzas; en definitiva, abriendo cauces que permitan el diálogo entre las organizaciones políticas. Éstas son las únicas bases posibles, y para Eusko Alkartasuna las únicas aceptables, sobre las que construir la solución al conflicto que arrastra nuestro pueblo.

Pero en este camino es importante socializar la paz, extender este clima de normalidad a todas las capas de la población. No podemos, o en todo caso no debemos, quedarnos en la autocomplacencia de lo conseguido mientras en nuestros pueblos, en nuestros barrios, persisten en ocasiones situaciones anómalas, situaciones en todo caso que incomodan a quienes las padecen.

No se trata de negar derechos, ni de imponer criterios o estrategias. Ni tan siquiera de renunciar a lo que cada organización considere justo y legítimo. Pero difícilmente podremos construir la normalización del país sobre otras bases que no sean las de extenderla a todas las capas de la realidad. De esa realidad que viven día a día nuestros ciudadanos y sus representantes.

Socializar la paz, normalizar la convivencia, extender la cultura del diálogo a todas las capas de la sociedad es ahora nuestro reto y a él debemos orientar nuestros esfuerzos si realmente queremos construir país.

Estamos en una legislatura que se acaba y cuya falta de representatividad no hemos dejado de denunciar. El camino ahora iniciado debe inevitablemente conducir a un nuevo horizonte en el que todas las fuerzas políticas estén presentes en las instituciones, con el único límite del apoyo mayor o menor de la ciudadanía. Y estamos cada vez más cerca de ese escenario. Un escenario para el que todos debemos preparar caminos, establecer puentes, limar asperezas y, en definitiva, normalizar relaciones desde el respeto y la diferencia. Un camino que necesita más que nunca rebajar la tensión y socializar la paz.

* Presidente de Eusko Alkartasuna de Araba
Fuente: Fernando Velasco