«A ETA le ha dolido que la propia izquierda abertzale le exija tregua» Para Joseba
Azkarraga que los ciudadanos vascos puedan decidir su futuro en una consulta
popular no es sólo un derecho sino algo «absolutamente irrenunciable».
Además, puntualiza que «esa fue una de las exigencias» que
su partido, Eusko Alkartasuna, introdujo en la negociación del acuerdo
para entrar en el actual Gobierno vasco. Sobre cuál debe ser el momento
para llevar a cabo dicha consulta, coincide con Xabier Arzalluz en que habrá
que pedir a los vascos su posicionamiento «cuando creamos que vamos a
ganar. De todas formas, el lehendakari ya nos lo contará», comenta
mientras no disimula se confianza en Ibarretxe, un líder que conjuga,
a su entender, «de forma muy acertada su respeto hacia cada uno de los
partidos políticos del Gobierno y su talante abierto y humano, algo muy
complicado de ver en la vida política», asegura.

Sonríe cuando se le pregunta por cuál estima que es el futuro
que quieren los vascos. «Diría el que yo quiero. Para mí,
un partido nacionalista no es autonomista sino independentista». En cualquier
caso, cree que a la vista de los resultados del 13 de mayo, «en este país
hay una mayoría que sigue defendiendo la independencia». Es más,
apuesta por esta opción como la mayoritaria ya que «no me valen
las tesis de aquéllos que dicen que se necesita una mayoría cualificada».
Por qué esa exigencia para pedir un estado vasco y no para imponer la
unidad del Estado, se pregunta. Concluye convencido de que el «temido
coste» para algunos de esa independencia, no será tal. «El
verdadero coste es el que venimos padeciendo hasta ahora con el Estado».

 
«Al
PP le interesa ofrecer una situación de crispación en Euskadi
porque le da réditos en el Estado»

Con un «árbitro comprado como es el Tribunal Constitucional»
y un Partido Popular «que nunca ha creído en el Estado de las Autonomías
sino en el criterio de España una y grande», el consejero de Justicia,
Empleo y Seguridad Social Joseba Azkarraga asume que sólo cabe esperar
que el PP pierda la mayoría absoluta para dejar de sufrir tanto ahogo
por parte de Madrid. Hasta que ese día llegue, confía en los buenos
oficios de la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia para conseguir traer a Euskadi
alguna nueva transferencia de calado.

¿qué pálpito ha traído de la reunión de
Madrid con su homólogo Juan Carlos Aparicio para abordar las materias
pendientes de ser transferidas a Euskadi?

La relación política no existe. El PP considera que el Estatuto
ha tocado techo hace muchos años y desde el Gobierno vasco creemos que
falta una parte importantísima de su desarrollo. Y no estamos hablando
de politica pura, sino de temas que inciden en el bienestar social de los ciudadanos
como es la Seguridad Social, la inserción en el empleo…

¿Qué es lo que ha ido a pedir y qué le han contestado?

El PP hace una división entre políticas activas y pasivas. Pueden
estar dispuestos al traspaso de las activas pero no de las pasivas. Y es que
las políticas pasivas que ellos se niegan a transferir son los medios
materiales para poder desarrollar las políticas activas. Por ello, mientras
no tengamos, por ejemplo, el régimen económico de la Seguridad
Social, o el INEM, en su conjunto, no tiene sentido que nosotros asumamos competencias
si nos las dan devaluadas, vacías de contenido. Esa es la discrepancia
fundamental.

La vicelehendakari comenzará el próximo 17 de abril la negociación
global de transferencias con el ministro Posadas. ¿A qué cree
que han obedecido estos tres años de parón en el desarrollo estatutario?

A una falta de voluntad. Estamos ante un partido que nunca ha creído
en el Estado de las Autonomías. Habría que recordar que el AP,
el origen del PP, rechazó el texto constitucional por entender que el
Estado de las Autonomías era absolutamente inasumible.

¿Y con ese criterio siguen actuando en la actualidad?

Ellos mantienen un criterio de España una y grande. No entienden que
exista una descentralización en el ámbito político. Además
ahora a esta falta de transferencias se une un problema mucho más grave
como es el intento de recuperar competencias ya asumidas por las comunidades
autónomas. Eso sería ya una situación de descafeinamiento
absoluto del Estatuto.

El documento básico de trabajo que sobre las 37 transferencias pendientes
se aprobó en el Parlamento vasco en 1995 ¿servirá de algo?

El PP, entonces, no asumió las 37 transferencias pero sí algunas,
que, sin embargo, ahora se niega a entender como transferibles.

De momento, existe una contradicción en sus propios actos. Pero es que
además lo que no puede hacer el PP es, amparándose en la mayoría
que tiene en el Estado, negar la voluntad mayoritaria de los vascos, plasmada
en ese documento del Parlamento vasco. Pero eso es pedir peras al olmo. Estamos
hablando de un partido cuyo pedigrí democrático está muy
escondido. No lo encuentro por ningún lado.

¿Qué es lo que queda por hacer?

La única solución que nos queda hablando del Estatuto es seguir
reivindicando lo que ha sido y lo que fue hace 22 años, y no bajarnos
de esa reivindicación.

¿Y a medio plazo….?

Posiblemente sin pasar mucho tiempo tendríamos que hablar de estudiar
un nuevo marco jurídico político en este país.

Se alude mucho desde Madrid al peligro de romper la «caja única»
y con ella el principio de solidaridad de las comunidades autónomas para
justificar sus «no» a la ampliación de transferencias…

Aquí hay una trampa. El Gobierno del PP confunde unidad de caja con unidad
de España. Niega la existencia de un estado descentralizado y por lo
tanto, autonómico. No nos podrá convencer de que la no existencia
de una caja única está absolutamente enfrentada con un criterio
de insolidaridad.

Con unas elecciones municipales cercanas, ¿variará algo la
estrategia del PP?

No. Tienen un concepto tan centralista y unitario de España, que es muy
difícil que enmascaren y planteen otro tipo de posicionamientos. A éstos,
el electorado vasco les importa un bledo, mucho más les interesa lo que
puedan ganar a nivel del Estado, que lo que está pasando en nuestro país.
Es más, tengo la sospecha de que al PP le interesa ofrecer una situación
de crispación y de enfrentamiento en Euskadi porque le da réditos
en el resto del Estado.

¿A qué hay que esperar para que cambie la voluntad del Gobierno
del Estado?

El PP, al igual que el PSOE en su día, desgraciadamente sólo se
moverá cuando pierda la mayoría absoluta. El Estatuto de Autonomía
ha evolucionado en Cataluña y Euskadi, en función de las mayorías
existentes en el Estado. Ese es el factor clave y esperemos que esa mayoría
absoluta la pierda pronto.

El Tribunal Constitucional es un órgano en el que se sustenta el PP
a la hora de refrendar su postura…

Cuando el presidente del Tribunal Constitucional es nombrado por el propio gobierno,
siendo alguien que tiene que dirimir las diferencias entre administraciones,
la normal es que bascule hacia el Estado.

¿Con lo cuál?

Estamos ante un árbitro comprado. Además hay otro elemento más
de fondo y es que no se puede pensar que el desarrollo del Estatuto tiene que
estar siempre pendiente de lo que el Tribunal Constitucional diga. No se puede
judicializar el Estatuto.

Luego ¿cree que ante discrepancias políticas, no hay por qué
recurrir siempre al Tribunal Constitucional?

Tienen que tener su reflejo dentro del debate político, no recurriendo
al Tribunal Constitucional. Lo que hace el PP, lo hacía en su día
el PSOE; es que cada vez que nosotros defendemos un criterio respecto al desarrollo
del Estatuto, nos amenaza con el presidente del Constitucional como si fuera
el primo de Zumosol.

¿Cree que en esta legislatura veremos alguna nueva transferencia de
calado?

Quiero confiar en los buenos oficios de la vicelehendakari Idoia Zenarruzabeitia.
Y así lo ha demostrado en la negociación del Concierto. En cualquier
caso, el papel que tiene que jugar es muy difícil porque al otro lado
existe un partido político y un gobierno que hubiera deseado con todas
sus fuerzas que el Estado de las autonomías no existiera. Para ellos
el desarrollo del Estatuto ha ido demasiado lejos y hay que recuperar competencias
ya conseguidas por Euskadi, lo que plantea una situación compleja y difícil.

«A
ETA le ha dolido que la propia izquierda abertzale le exija tregua»

Joseba Azkarraga se muestra esperanzado con el paso hacia adelante dado por
la propia izquierda abertzale defendiendo un sistema de normalización
política en Euskadi y exigiendo a ETA una tregua en el último
Aberri Eguna. «Ese es el camino a seguir», asegura .

ETA ha hecho públicos estos días varios comunicados donde justifica
su lucha armada y asegura que Euskal Herria sufre «una salvaje represión».

Tienen razón en el que el pueblo vasco está sufriendo la mayor
opresión de la historia… pero por ellos. La presión que se está
manteniendo contra cargos públicos y concejales, jueces, periodistas,
universitarios… es la mayor represión. Una cosa es la opresión
política, a la cual nos tiene sometidos el gobierno de Aznar. Pero algo
mucho más grave es la represión de una organización que
mata en función de sus intereses políticos simplemente por discrepar.

Parte de la izquierda abertzale (AB, Aralar, Zutik y Batzarre) acaba de contestar
a las críticas que hacia ellos hace ETA, dichas discrepancias ¿pueden
suponer el principio del fin?

Eusko Alkartasuna está dentro de esa izquierda que decidió elaborar
un documento conjunto de cara al Aberri Eguna para posicionarnos sobre ETA.
Lo ocurrido es importante por la propia reacción que ha tenido ETA, le
ha dolido que la propia izquierda abertzale le exija una tregua. Y ese es el
camino que tenemos que seguir, fundamentalmente insistir mucho en la necesidad
de que sean los propios colectivos nacionalistas, abertzales, radicales, también
de izquierdas, quienes estén defendiendo el sistema de normalización
política y exijan a ETA una tregua. Es un camino que puede dar bastantes
más frutos incluso de lo que algunos pensábamos en un primer momento.

Un camino truncado si Aznar consigue ilegalizar Batasuna…

Es un planteamiento que yo dudo mucho que vaya contra la violencia. Es mucho
peor el remedio que la enfermedad.

¿Qué cree, entonces, que persigue el PP?

Crispar a Euskadi e iniciar un mayor enfrentamiento en la sociedad. En el fondo
lo que está queriendo es criminalizar las ideas, el tema de Batasuna
es un ejemplo. Si se ilegaliza, vendrá una situación muy delicada
donde creo que nos tendremos que mojar todos.

¿Le tiene cuenta al PP seguir adelante con esta idea a pesar de que
se pueda quedar solo?

Puede llegar el caso de que el PP se convierta o se alce no sólo en poder
ejecutivo sino en legislativo y judicial: asombroso en un Estado de Derecho
y absolutamente increíble y rechazable. Sinceramente creo que Aznar con
su actitud y talante es capaz de hacerlo aunque sea solo. Han apostado muy fuerte
en estos temas y les da igual que el Partido Socialista no les siga. Incluso
les pudiera venir bien que no le siguiera…

¿Qué insinúa?

Está claro que si se quedan solos, intentarán presentarse ante
el conjunto del Estado como los defensores de las esencias patrias y de la defensa
de la democracia. Por ello, creo que están jugando con el propio Partido
Socialista.

¿Hacer país es mucho más que ilegalizar un partido?

Sin duda, pero el concepto de Aznar sobre el país y el Estado es el que
es: el estado soy yo, y ese es un concepto que de democrático no tiene
nada.

Elena
Ferreira deia.com

Jatorria: Eusko Alkartasuna