El ex lehendakari participó ayer en Pamplona en una charla en torno a la figura del político navarro Manuel Irujo por el veinte aniversario de su muerte

Garaikoetxea Iruñean

El ex lehendakari y fundador de Eusko Alkartasuna,
Carlos Garaikoetxea, dijo ayer en Pamplona que “las circunstancias políticas
de 1979 y el riesgo de una democracia frágil nos obligó a negociar un compromiso
muy equilibrado, por responsabilidad y pragmatismo. Aún así el Estado incumplió,
con sus interpretaciones unilaterales, este compromiso que fue el Estatuto.
Hoy estamos en otro momento y circunstancias históricas. Es el momento de una
renegociación política con participación de todas las fuerzas del país, incluidos
los que han seguido la vía errática de la violencia. Es la hora de apostar con
audacia por la normalización política y la paz”.
El ex lehendakari hizo estas declaraciones
en el transcurso de una charla que ofreció en el Alkartetxe de Iruña, en conmemoración
del 20 aniversario de la muerte de Manuel Irujo, y en la que también participó
Arantza Amezaga, escritora y pariente del fallecido político navarro. El acto
coincidió además con el 22 aniversario de la proclamación del Estatuto de Gernika
y con el debate sobre autogobierno celebrado ayer en Gasteiz.
Carlos Garaikoetxea resaltó la calidad
personal de Manuel Irujo, “que le proporcionó la reputación de gobernante humanista
y defensor a ultranza de los derechos humanos”, así como su extraordinario sentido
político, “que le permitió conciliar su radical concepción de las libertades
de Euskalherria con el realismo político propio de un hombre de Estado, capaz
de perseguir sus objetivos con el necesario pragmatismo en las circunstancias
históricas que le tocó vivir”, apuntó.
De Manuel Irujo dijo que
“supo reaccionar con gran firmeza y prontitud ante la insurrección franquista,
y aceptó disciplinadamente ser Ministro en la República, con la que supo mantener
una relación de extraordinaria lealtad en los momentos más difíciles de la contienda
civil; Pero también cuando buena parte de la oposición republicana a Franco
tuvo sus veleidades monárquicas, tras la decepción del abandono de los aliados
al cabo de la II Guerra Mundial”. También resaltó que “su defensa de la autonomía
estatutaria nunca le hizo abandonar la idea de la integridad territorial de
Euskadi con Navarra como punto esencial del país, ni la idea de una Euskalherria
soberana en una Europa unida”.
“Consecuente con esta idea, apoyó decididamente
la reivindicación del Estatuto tras la caída del franquismo, y supo ver la oportunidad
del ’Frente Autonómico’ que, junto con los socialistas vascos, permitió afrontar
las elecciones generales de 1977 defendiendo la participación y centralidad
política de Navarra en dicho Estatuto”, explicó. Recordó que Manuel Irujo fue
presidente de la Asamblea de Parlamentarios Vascos, “y le acompañó en calidad
de secretario el entonces líder del PSE en Navarra, Urralburu, que junto con
sus compañeros navarros, apoyaba decididamente la unidad de los vascos de los
cuatro territorios”.
“A pesar de las críticas
feroces de los sectores rupturistas del nacionalismo vasco – algunas de aquellas
voces hoy pretenden recuperar una oportunidad histórica como aquella, señaló
– nunca ha existido una aproximación mejor a la unidad del País después de 1931
en Estella que la proporcionada por aquel Frente Autonómico”, sentenció. “Sólo
la Ley D`Hont impidió que una mayoría de votos a favor del Estatuto quedara
subordinada a la exigua mayoría de la derecha navarra en las Cortes del Estado.
Al igual que sucedió en 1932 con la derecha navarra, Irujo tuvo que sufrir poco
después el cambio y la decepción de los socialistas navarros”, señaló.
Carlos Garaikoetxea evocó
la apología que los socialistas navarros hacían del Estatuto Vasco en 1977.
“Proclamaba éste el igual derecho de Navarra, Álava, Gipuzkoa y Bizkaia a participar
de un mismo proyecto de autogobierno, y afirmaba el hecho nacional vasco. Los
representantes navarros y de los restantes territorios debían decidir la participación
de cada territorio en el Estatuto”, explicó.
“Desgraciadamente, la única apuesta realista que
el nacionalismo vasco podía hacer por la integridad territorial y el autogobierno
vasco en aquellas circunstancias se vio frustrada primero por las veleidades

del PSOE y, más adelante, por el fraude de los sucesivos gobiernos a la hora
de desarrollar las competencias del autogobierno al que optaron los representantes
de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia”, señaló.
“Hoy – concluyó Garaikoetxea – vivimos
otro momento histórico. Arrastramos también el problema enorme del sector rupturista
que no apoyó el Estatuto y apostó por las vías violentas. El Estatuto tiene
ya un lastre casi insuperable por el entramado de Leyes Básicas y la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional, que ha reducido sus potencialidades”, apuntó. “Las
circunstancias políticas de 1979 y el riesgo de una democracia frágil nos obligó
a negociar un compromiso muy equilibrado, por responsabilidad y pragmatismo.
Aún así el Estado incumplió, con sus interpretaciones unilaterales, este compromiso
que fue el Estatuto. Hoy estamos en otro momento y circunstancias históricas.
Es el momento de una renegociación política con participación de todas las fuerzas
del País, incluidos los que han seguido la vía errática de la violencia. Es
la hora de apostar con audacia por la normalización política y la paz”.
Iruñea, 2001 – 10 – 26

Jatorria: Eusko Alkartasuna