El líder de EA afirma que el proyecto del Gobierno vasco incluye un «rechazo implícito» a ETA

El presidente de Eusko Alkartasuna se muestra convencido de las bondades del proyecto de ley presentado el pasado jueves en el Parlamento vasco por el lehendakari. Un texto que incluye las dos preguntas de la consulta popular que el Ejecutivo quiere celebrar el próximo 25 de octubre. Unai Ziarreta sostiene que esta iniciativa es legal y que no tendría problemas en aceptar los votos de EHAK. Además, arremete contra los socialistas. -¿Se negociará con el resto de fuerzas políticas de aquí al pleno del 27 de junio? -No se va a negociar por cuanto que el texto ya está cerrado. Esto no quiere decir que no vaya a haber contactos o conversaciones con otras fuerzas. Pero ni se ha negociado antes de redactarlo ni se va a negociar después. Las preguntas son muy claras y lo suficientemente amplias como para que grupos diferentes, más allá de los que conformamos el tripartito, puedan apoyarlas. Y me refiero a EHAK pero también a los socialistas, ya que la pregunta ´ética´ se basa en la resolución que aprobó el Parlamento en 2005 y porque la ´democrática´ es absolutamente democrática. -¿Por qué no se incluyó una condena a ETA? -¡Es que no hay que preguntar a la ciudadanía permanentemente si condena y rechaza a ETA! La actitud de los tres partidos del Gobierno sobre esta cuestión está fuera de toda duda. Fue el propio Patxi López quien dijo hace tres días que le parecía ridículo preguntar a la sociedad vasca si condenaba a ETA porque era obvio. La pregunta es la que es y detrás de ella hay un rechazo a la violencia. A partir de ahí habrá que buscar puntos de unión y de engarce con la mayoría de la sociedad vasca. -Pero cuando Ibarretxe compareció en el Parlamento vasco el pasado mes de septiembre dijo que el ´principio ético´ incluiría un «rechazo a la violencia» y se ha quedado en una apuesta por un final dialogado. -El lehendakari siempre se ha referido en todas su intervenciones a un principio ético de rechazo a la violencia. Y la pregunta final lleva un rechazo implícito a la violencia, como no puede ser de otra manera. -¿Y por qué no ha sido explícito? ¿Para buscar el respaldo de EHAK? -Bueno, esto es un círculo que no conduce a nada. De lo que se trata es de poner soluciones, no posiciones enfrentadas, no volver a las trincheras. Lo que se hace es plantear una pregunta suficientemente amplia como para que genere adhesiones. -¿No resulta paradójico que el futuro de este proyecto, que rechaza la violencia y teóricamente busca la paz, esté en manos de EHAK, el único grupo del Parlamento que no condena los atentados de ETA? -También está en manos del PSE. -Los socialistas ya han dicho que no la apoyarán. -Pues cada uno se tendrá que retratar. -Da la impresión de que esa ambigüedad tiene como objetivo lograr el apoyo de EHAK. -No, pero la sociedad difícilmente entendería que, tal y como están planteadas las preguntas, EHAK pueda bloquearlas. Pero también por parte del PSE, que no tiene ningún rubor en hablar de estas cuestiones con Batasuna y ETA pero se niega a hacerlo con los legítimos representantes de las instituciones vascas. -¿Aceptarían sus votos? -Nos parecería fenomenal. Cualquier parlamentario de EHAK ha sido elegido de la misma manera que los del PSE y el PP. Todos los votos valen lo mismo. -El acuerdo de gobierno firmado por el PNV, EA y EB en 2005 señalaba que la consulta sería en ausencia de violencia. -Hay que distinguir dos cuestiones. Hay una consulta y un referéndum. Siempre se ha hablado de una consulta habilitadora que se producirá en las circunstancias que se tengan que producir, si puede ser en ausencia de violencia, mejor. Lo que se ha dicho es que el referéndum resolutivo de 2010 sí se tendrá que dar en ausencia de violencia. Ese es el compromiso del Gobierno tripartito. -Eso no deja de ser retórica política. La realidad es que el acuerdo de 2005 habla simplemente de hacer una consulta a la sociedad en ausencia de violencia para ratificar un acuerdo político. Y aquí no hay pacto previo y ETA sigue actuando. -En este país llevamos con ETA casi 50 años. Un referente del socialismo vasco como Mario Onaindia venía a decir que había que actuar como si ETA no existiera. La incoherencia viene siempre del mismo lado. No es una cuestión de dialéctica política. Lo que hace el Gobierno español cuando se reúne con ETA para tratar de cuestiones políticas es legitimar, dar gasolina a ETA. Con este escenario se pretende justo lo contrario. «Sonrojo» -¿No está el Gobierno vasco incumpliendo su palabra? -No. Insisto, la iniciativa política no puede quedar en manos de ETA. Es que, si no, sobramos los partidos políticos y las instituciones vascas. ¿Qué tenemos que hacer, quedarnos en casa? Pero quiero dejar claro que tampoco puede quedar en manos del Ejecutivo español, que está sometiendo al pueblo vasco a una situación de bloqueo. -No sólo es que ETA siga actuando, es que tampoco se da ese acuerdo previo del que hablaba el texto suscrito por ustedes en 2005. -Me produce un poco de sonrojo cuando los socialistas dicen que hay que lograr un acuerdo entre vascos para llevarlo a Madrid. Lo que hay es una voluntad de doble cepillado, primero aquí y luego allí. Lo que están planteando es un derecho de veto. A día de hoy, un acuerdo con los socialistas es complicado, sobre todo, cuando vemos a López decir que ´nación´ debe ceñirse a un término únicamente cultural. -¿Cuándo se redactaron esas preguntas? -Son cuestiones de procedimiento interno en las que no voy a entrar. -¿Y qué le parecieron las declaraciones de Iñigo Urkullu diciendo que iban a contener un rechazo explícito a ETA? -Tampoco voy a valorarlas. -¿Cómo puede servir para lograr la paz un texto que es rechazado por ETA y la izquierda abertzale? -La valoración de la izquierda abertzale no se conocerá de forma oficial hasta el día 27. -¿Qué le parece el último comunicado de ETA? -Ni lo valoro. El único comunicado que espero es el de su disolución. -¿Cree que arremete contra el proyecto presentado por el lehendakari? -No lo sé, pero a ETA no le reconozco ninguna legitimidad para hablar de política. DAVID GUADILLA

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Fuente: Unai Ziarreta