Editorial de Alkartasuna

Las naciones suelen denominar ´cuestiones de estado´ aquellas que deben estar por encima de las reyertas políticas legítimas entre partidos que tienen sus diferencias lógicas en los asuntos ordinarios de la vida política. Disentir en cuestiones de urbanismo, saneamiento, infraestructuras u otros asuntos municipales, pongamos por caso, nunca debería impedir a partidos nacionales vascos seguir sosteniendo una propuesta del marco político de autogobierno, trascendental en la vida histórica de nuestro Pueblo.

Viene a cuento esta reflexión, porque no han faltado voces de algunas personas preocupadas por la viabilidad de la propuesta de un nuevo marco político presentada por el Lehendakari en nombre del Gobierno tripartito, si no llegara a cuajar una coalición electoral entre PNV y Eusko Alkartasuna. Nadie se ha planteado, paradójicamente, igual inquietud por la segura inexistencia de una coalición electoral con Izquierda Unida, a pesar del carácter no abertzale de esta coalición que podría restarle, lógicamente, la firmeza nacionalista de sus dos socios en el sostenimiento de la propuesta…

Ante cualquier hipótesis que hubiera podido plantearse en torno a la forma de presentarse PNV y EA a las elecciones locales, (sólos, o en coalición general o adecuada a las circunstancias de cada lugar), la fidelidad de unos socios de Gobierno a su Programa, (traducido a propuesta de cambio de marco político), no puede ponerse en cuestión, mucho menos entre dos partidos abertzales, a no ser que alguno de ellos deseara cambiar precisamente de fórmula y programa de gobierno en la C.A.V. No ha faltado, tampoco, alguna opinión precipitada que atribuía a tal intención la inflexibilidad negociadora del PNV.

Lo que debe preocupar, pues, a la hora de pensar en la viabilidad de la propuesta presentada por el Lehendakari es la voluntad y la firmeza de cada partido en los próximos meses para mantener el tipo frente a las dificultades que, sin duda, irán surgiendo en el proceso de desarrollo y cumplimiento del Programa de Gobierno Vasco reflejado en ese plan. A este respecto, no está de más recordar que no han salido, precisamente, de boca de representantes de Eusko Alkartasuna algunas interpretaciones que rebajan el alcance ´soberanista´ de la propuesta.

Confiemos pues que sepamos los tres partidos del Gobierno Vasco conciliar la fidelidad a nuestros compromisos en el Programa Gubernamental con las diferencias legítimas que puedan existir a la hora de dar respuesta a problemas estrictamente locales. Lo contrario podría interpretarse como un intento enmascarado de romper compromisos, que además de corresponder a la política general propia de un Gobierno, tienen aquel carácter de ´cuestiones de estado´ señaladas al comienzo de este editorial.

A este respecto, puede resultar una vez más trascendental la firmeza de Eusko Alkartasuna en la defensa de un nuevo marco político basado en el derecho a la autodeterminación, firmeza que ya se hizo presente al negociar el Programa de Gobierno, y que resultará aún más importante ante las dificultades de su desarrollo, pues la ´hora de la verdad´ de cualquier programa es, sobre todo, el de su realización, no tanto el de su propuesta.

Fuente: Eusko Alkartasuna