Entrevista a Begoña Errazti en El Mundo del País Vasco
Elude criticar abiertamente el freno al proceso soberanista que percibe en la dirección del PNV y prefiere hablar de la apuesta que mantiene su propio partido, pero de las palabras de la presidenta de Eusko Alkartasuna se desprende un tono de recelo hacia sus socios de gobierno y una denuncia implícita a los giros políticos para mantener el poder. Begoña Errazti no está dispuesta a rebajar los contenidos del Plan Ibarretxe en aras al acuerdo con los socialistas y prefiere mirar hacia el grupo de Otegi, al que advierte de que no es momento de poner palos a las ruedas.

¿Qué pasos concretos prevé que se puedan producir para el encaje de una República vasca en la Unión Europea?

Es un objetivo finalista y partimos de la necesidad de que en esta legislatura, en el Estado español y en la Unión Europea, se vayan reconociendo primero el derecho de autodeterminación y en una posterior fase, su ejercicio. Es un proceso que sin duda va a ir moviéndose en el ámbito del Estado español y en el debate del Parlamento Vasco, que tiene que ver también con las voces cada vez más exigentes que dicen que hay que reconocer la pluralidad nacional. Además, el tiempo nos está dando la razón en Europa, donde acaban de entrar países como Malta o Eslovenia, y por qué no Euskadi o Catalunya.

¿Comparte el llamamiento que han hecho las juventudes de EA para que el partido salga del Gobierno si el PNV da marcha atrás en la propuesta de nuevo Estatuto?

Eusko Alkartasuna ya dejó muy claro en el programa de las autonómicas de 2001 que teníamos que dar pasos adelante y no podemos ernegar de nuestros compromisos electorales, asumidos además junto al PNV. Por tanto, tenemos que finalizar la legislatura con avances significativos y, si no, que sean las fuerzas centralistas las que lo impidan, porque el compromiso electoral de la coalición de PNV y EA está claro, y al menos nosotros vamos a seguir cumpliéndolo.

El debate se ha planteado ahora entre la aprobación de un nuevo Estatuto, la reforma del vigente o empezar el diálogo a partir de un ´folio en blanco´. ¿Por qué vía se decanta?

Por seguir defendiendo nuestro compromiso electoral y la propuesta que hay en etos momentos encima de la mesa. El Gobierno está legitimado para presentar una propuesta legítima y los partidos políticos han tenido la opción de presentar aportaciones; ese es el espacio. LO que no vale es no participar en este debate y que todos juguemos a su juego. El PSE, así como otros, está a tiempo de entrar si quiere, pero no vale pedir que ahora tiremos nuestra propuesta a la papelera.

¿Ve alguna virtualidad en la propuesta de reforma estatutaria planteada por los socialistas?

Es que resulta difícil ver virtualidad en algo que no tiene contenido y que parte de que el Gobierno tripartito tenga que retirar su propuesta. En el planteamiento del PSE no hay de momento nada que sea estudiable y es una pena.

¿Existe malestar en EA por los movimientos del PNV para buscar aproximación de posturas con el PSE?

En EA, lo que hay es firmeza en la defensa de los compromisos que hemos adquirido con la ciudadanía vasca, que mayoritariamente busca unas nuevas relaciones con el Estado español y por esto estamos inmersos en un proceso de avance soberanista. Para eso hemos dado los pasos que hemos dado.

¿Sospecha que un apaño entre PNV y PSE neutralice el contenido soberanista que encierra la propuesta inicial del tripartito?

Eso será responsabilidad de otros. Nosotros hemos hecho una apuesta muy seria y no debemos analizar una coyuntura histórica como ésta sólo en clave de mantenimiento del poder.

¿Cabe esperar algo del replanteamiento sobre el modelo de Estado a raíz de los debates abiertos paralelamente en Euskadi y Catalunya?

El vasco y el catalán van a ser procesos distintos, pero tienen en común un contexto en el que hay muchas voces qeu coinciden en que el Estado de las Autonomías hay que cambiarlo, en una segunda transición que reconozca la pluralidad nacional y no creo que los catalanes se conformen tampoco con una modificación sucinta del Estado. Pero todavía hay mucho que ver. El PSOE tiene que dar muchas muestras de cuál es su talante, no vale sólo con retirar las tropas de Irak. Es necesario recuperar las libertades democráticas vulneradas por el PP y aceptar la realidad diversa del Estado español.

¿EA da por hecho que el referéndum debería celebrarse en esta misma legislatura?

El referéndum tiene que darse, pero antes hay que ir viendo cómo se desarrolla el debate parlamentario, que necesita todavía muchos meses. Sería un error plantear un referéndum de manera precipitada, porque antes se tienen que dar las condiciones adecuadas. Lo importante es que haya unas conclusiones claras de la mayoría en el debate de la Cámara.

¿Iría a una consulta popular aunque el tripartito no sacara adelante en el Parlamento su propuesta de nuevo Estatuto?

Entonces habría que plantear otra estrategia. Pero en esa hipótesis habría que preguntarse si Batasuna estaría dispuesta a unir sus votos a PP y PSE para oponerse a un avance soberanista. Estamos en un momento de equilibrios delicados y actuar con responsabilidad, realismo y posibilismo político resulta fundamental.

Otra de las salidas posibles sería ir a un adelanto de las elecciones.

Es otra de las hipótesis con las que se puede trabajar, pero lo primero es cumplir los plazos y los compromisos.

En el caso de que la propuesta sí se aprobara, ¿con los votos de quién?

Evidentemente, con los del tripartito y habría que ver además si Batasuna es capaz de reformular sus tesis ante una situación histórica y su postura es finalmente, en esta coyuntura, la de no negar el avance que debatimos.

En cualquier caso, si no hay un acuerdo con los socialistas, el plan Ibarretxe se encontraría ante el nuevo obstáculo de las Cortes Generales.

Sí, pero quedaría evidente el ejercicio democrático y la legitimidad de una mayoría parlamentaria que plantea algo a lo que se le dice abiertamente que no. A ver con qué legitimidad las Cortes españolas cierran la puerta a un proceso democrático.

Volveríamos entonces a un escenario de abierta confrontación.

Bueno, vamos a ver, porque de aquí a entonces puede haber cambios importantes. Aún tenemos que ver si será verdad o no el nuevo talante democrático de Rodriguez Zapatero de aceptación de las distintas realidades nacionales.

¿La salida pasa necesariamente por que los socialistas asuman el ámbito vasco de decisión o reconozcan el derecho de autodeterminación?

Claro, es que ese es el quid del tema.

¿No es ponerle el listón muy alto a Rodríguez Zapatero?

El reconocimiento del derecho de autodeterminación está en el derecho internacional y en las bases democráticas mínimas. Sólo se pide un reconocimiento del derecho, otra cosa sería su ejercicio.

¿La ilegalización de Herritarren Zerrenda es la prueba del algodón para el Gobierno de Rodríguez Zapatero?

Estamos totalmente en contra de que se ilegalice esa candidatura. Lo que es sorprendente es que Rodríguez Zapatero ofrezca un nuevo talante y muestre formas distintas, pero a la vez se reúna con el PP para seguir manteniendo un Pacto Antiterrorista que criminaliza el nacionalismo y la negación de libertades democráticas básicas. El PSOE tiene un largo camino, pero hoy por hoy está siguiendo la estrategia marcada por el PP.

¿Ha sentido frustración por que ETA no haya movido ficha en estos dos últimos meses?

Yo nunca le puse fecha a una tregua de ETA porque no esperaba un paso inminente, pero sí creía qeu íbamos a ir a un escenario mejor. Hoy tengo la sensación de que se ha paralizado. Pero a ver si ETA va a cometer el error de creer que se puede convertir en interlocutor de este país ante el PSOE. La reivindicación clara de toda la sociedad es que haya una tregua y luego el debate se traslade al escenario político. Y es fundamental también que Batasuna ocupe su puesto en este escenario con su representación política.

¿No puede aprovechar ETA el hecho de que se diga que la consulta popular se tiene que celebrar en situación de ausencia de violencia para intentar forzar una negociación?

Estamos ante un debate parlamentario con propuestas y legitimidad democrática, en el que se tiene que hablar sobre cuestiones como la autodeterminación, pero éste es el ámbito de los representantes políticos. ETA tiene que ver muy claro que carece de legitimidad y apoyo y que sólo le queda buscar una salida, y la única viable es una tregua unilateral.

¿Cree viable negociar este paso con Batasuna?

Si queremos abordar la resolución de los problemas que afectan a esta sociedad, el diálogo debe producirse con todas las fuerzas políticas vascas sin exclusiones. Sin entrar a valorar informaciones inciertas, le puedo decir que EA mantiene contactos con todos los partidos, a excepción del PP, porque ellos no han querido.

¿A qué ha respondido que finalmente Eusko Alkartasuna haya aceptado el candidato inicialmente propuesto por el PNV para el puerto de Ararteko?

Ha sido una propuesta del tripartito. Nosotros nunca hemos dudado de la idoneidad de Iñigo Lamarca para el puesto de Ararteko, pero exigimos al PNV que retrasaran su presentación para que pudiésemos hablar entre los socios de gobierno, porque lo mínimo que se puede pedir es lealtad. El PNV ha tenido que dar un frenazo a su maquinaria, en este caso mal utilizada.

¿Teme que el PNV empiece también a actuar por su lado, sin contar con sus socios, en el trámite parlamentario del plan Ibarretxe?

Si el PNV actúa así estaría de facto aplicando una moción de censura al lehendakari, que perside un Gobierno tripartito con una propuesta conjunta. Nosotros estamos comprometidos lealmente con este Gobierno y el programa que acordamos.

EA mantiene una pugna con Aralar en el espacio a la izquierda del PNV. ¿Están llamados a coaligarse?

Eusko Alkartasuna está donde ha estado siempre y nuestro espacio ya está definido a lo largo de nuestros 18 años de historia. Otra cosa es el que quiera llegar a este espacio, que tendrá que ir consolidándose.

¿Vetó su partido la entrada de Aralar en su coalición electoral con ERC?

Rotundamente, no. Y la dirección de Aralar lo sabe, aunque luego haya vertido informaciones que no son reales. Aralar no planteó a EA nada relacionado con las elecciones europeas y, sin haber hecho ninguna propuesta en firme, su asamblea decidió que irían solos.

¿Dónde ve a EA mejor situada? En el espacio del llamado nacionalismo institucional y socios de gobierno del PNV o en el terreno de la izquierda independentista junto con Batasuna y Aralar?

Veo a EA como partido de la izquierda vasca y gobernando las instituciones. Se trata de imprimir carácter desde la acción gubernamental para conseguir objetivos en los ámbitos nacional y social.

¿Teme que se reabra la polémica interna en EA a raíz de las diferencias sobre la continuidad de José Manuel Uribarri en el Ayuntamiento de Bilbao?

Uribarri se comprometió, además a petición suya, a estar un año en el cargo y luego retirarse. Es un compromiso personal que adquirió incluso de una manera firmada. Me sorprende que ahora salga diciendo cosas que no son verdad, pero a cada uno corresponde su responsabilidad y sus consecuencias.

Fuente: Begoña Errazti