Prof. César Arrondo Mucho se continúa debatiendo sobre el Estatut de Cataluña. Algunos se sorprendieron y otros no tanto por el acuerdo entre el PSOE y CiU. Pero todo deja una enseñanza, las caretas un día se caen y CiU demuestra con esta actitud política que representa más los intereses de España que a la de los propios catalanes, al menos los que poseen un sentimiento e identificación nacional. Tal vez, quienes se sienten catalanes y españoles a la vez estarán contentos por este pacto, que garantizará para Catalunya lamentablemente un Estatut, que tiene menos derechos y atribuciones que el fenecido Estatuto de Gernika.

La pregunta obligada es la siguiente ¿ésta será la receta que tiene el gobierno de Madrid para Euskadi? En el Parlamento Vasco se aprobó el plan Ibarretx e auspiciado por PNV, EA e IU, que constituye un umbral mínimo de pretensiones soberanistas superadoras del Estatuto de Gernika.

No constituye una novedad plantear la existencia de líneas paralelas entre partido y gobierno, y eso parece estar sucediendo en Euskadi, donde el lehendakari Ibarretxe ha dado un paso adelante de su propio partido, y el presidente del PNV parece querer dar dos pasos hacia atrás. Sus declaraciones, muy poco felices para propios y ajenos, revelan que la autonomía es el techo de sus aspiraciones. Gratuitamente, Josu Jon Imaz ha manifestado que existe una buena sintonía últimamente entre PSE y el PNV, quedando ante la opinión publica vasca como un residuo de la era Ardanza, y dejando al presidente de la CAV, de su propio partido, en una posición incomoda.

Es hora de estar atentos. El conflicto vasco no se resolverá mareando la perdiz. Euskalherría es una Nación sin Estado, y su pueblo tiene derecho a decidir su futuro. Hay que garantizar la mayor cohesión entre las fuerzas abertzales. Pero los últimos acontecimientos políticos nos hacen sospechar que Imaz y algunos de sus partidarios prefieren mirarse en el espejo catalán.
Fuente: César Arrondo