Ricardo Barainka Las recientes denuncias por la actuación de algunas empresas y una nueva variable introducida en el debate por este Diputado, han puesto en candelero el fenómeno de la deslocalización.

Ante todo es necesario indicar que la deslocalización puede producirse por diferentes motivos, pero fundamentalmente por dos claramente diferenciados. El primer tipo, que podríamos calificar de deslocalización forzada, va unido a la globalización y es más larvado y silencioso, siendo el que dio nombre al fenómeno. Países emergentes con suficiente tecnología y crecientes capacidades productivas pueden fabricar productos ´maduros´ a precios que en los países desarrollados no podemos alcanzar. Hace unos años pocos países disponían de un nivel industrial mínimo. Hoy en día son muchos los que están en disposición de competir, con la ventaja por parte de los que se han incorporado últimamente, de salarios sensiblemente más bajos, menores tasas impositivas y sociales, suelos más asequibles, etc. Como consecuencia de todo ello, quienes teniendo productos susceptibles de ser fabricados en estos lugares, si quieren no ya ser competitivos, sino sobrevivir, se ven obligados a trasladar sus centros productivos a estos países, cosa que pueden hacer solamente las empresas que tienen tamaño y músculo financiero suficiente para emprender la aventura. Un caso aparte suponen las internacionalizaciones que sin estar tan ligadas a costes, pretenden producir allí donde se ubica su cliente final.

El segundo tipo de deslocalización es más llamativo y es el que viene dando lugar a denuncias y ríos de tinta en los últimos tiempos. Consiste en el desplazamiento de centros productivos a otros lugares, no por necesidad, ya que son empresas rentables en su actual ubicación, sino por obtener mejores resultados vía traslado. Los casos en los que se produce esta segunda variante de deslocalización, tienen un denominador común, las empresas que la practican tienen su centro de decisión fuera de Euskadi.

Esta es la nueva variable introducida en el debate y a la que hacía referencia al comienzo del artículo. La pérdida de centros de decisión es un problema muy grave y se produce normalmente por fusiones o adquisición de sociedades locales por parte de empresas foráneas. Bizkaia es un territorio especialmente castigado por este fenómeno a lo largo de los últimos años, siendo ejemplos recientes los habidos en el sector siderúrgico y cementero.

La consecuencia inmediata de la ubicación alejada de Euskadi de dichos centros, es la incertidumbre futura y la frialdad en la toma de decisiones que permite la distancia. Se dice que el dinero no tiene patria, pero es que en este caso el dicho se cumple en su literalidad.

Como consecuencia de la toma ´alejada´ de decisiones aparece esta nueva variante deslocalizadora y se producen traslados de empresas, con el consiguiente cierre y pérdida de los puestos de trabajo correspondientes. Pero la pérdida de los centros de decisión no supone solamente traslados y cierres. También afecta a los precios de transferencia, por los que la propietaria foránea compra a nuestra empresa local a precios impuestos, con el consiguiente trasvase de beneficios. El ejemplo en este caso es el de la Acería Compacta de Sestao (ACB) que pierde dinero en Bizkaia para que ARCELOR, su propietaria, gane más fuera de nuestro Territorio.

Ante la pregunta de qué se puede hacer en estos casos de deslocalización ´especulativa´, la respuesta sería que como mínimo, no hay que dar facilidades para que se produzcan, lo que pasa por exigir contrapartidas de una permanencia mínima cuando existan ayudas públicas y algo tan elemental como la no recalificación de suelos, ya que en caso contrario puede existir un importante incentivo adicional para decidir el traslado.

En cuanto a la forma de luchar contra la deslocalización, que hemos denominado forzada, está muy claro que la única solución pasa por la innovación. Ofrecer productos que tengan una diferenciación positiva, en los que el precio sólo sea una variable más, pero no la fundamental, en la decisión de compra por parte de los clientes. De ahí que tengamos que innovar tecnológicamente en nuestros productos y en sus procesos productivos, pero también debemos fomentar la innovación, generalmente no tecnológica, con apoyo de las TIC´s, en las organizaciones empresariales, en las personas y en la forma de actuar sobre el mercado. Y llegado a este punto quiero desmitificar que la innovación esté reservada a grandes corporaciones o a determinados sectores, como a veces se supone. Es necesario decir claramente que cualquier empresa, de cualquier tamaño, de cualquier sector, puede y debe innovar. Es más, hay que insistir que en la mayoría de las empresas su futuro pasa ineludiblemente por la innovación. Para ayudar a que nuestras empresas caminen por esa senda, hemos creado ´BAI´ (Berrikuntza Agentzia-Agencia Innovación) con la finalidad de ser tractores en la introducción de la innovación sistemática en nuestras PYME´s, sensibilizando, implementando y ayudando económicamente. Además, es necesario fomentar la cooperación inter-empresarial para que las PYME´s puedan acometer retos que por su tamaño, individualmente no podrían afrontar. También creemos que las Cajas de Ahorros pueden y deben apoyar aún más a nuestras empresas, evitando en lo posible fugas de poder decisorio, ayudando a conseguir grupos industriales mayores y más competitivos, que puedan ejercer un efecto tractor muy necesario sobre el resto del tejido empresarial.

El fomento del espíritu emprendedor, últimamente alicaído entre nuestros jóvenes, la cooperación real entre Universidad, Centros tecnológicos y empresas y la implantación de la responsabilidad social, unidas a una implicación de las instituciones públicas y la sociedad en general, debe suponer el caldo de cultivo para que Bizkaia supere el problema concreto de las deslocalizaciones del tipo que sean, convirtiéndose en un Territorio innovador y emprendedor, cohesionado y socialmente avanzado, ejemplo a imitar, como lo ha sido a lo largo de su historia.

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* Ricardo Barainka es Diputado de Innovación y Promoción Económica de la Diputación foral de Bizkaia por Eusko Alkartasuna
Fuente: Ricardo Barainka