Artículo de opinión de Unai Ziarreta La adhesión de Eusko Alkartasuna al acto celebrado el pasado 21 de enero en el Bilbao Exhibition Center (BEC) ha sido objeto de variados y sesudos análisis pero la mayoría de ellos no ha dado ni de lejos con las claves que explican nuestra presencia en Barakaldo. Ha habido incluso quienes han querido ver una especie de coalición con Batasuna y, más aún, en tono acusador han llegado a hablar de supeditación de EA a la estrategia política de la izquierda abertzale. Nada más lejos de la realidad.

La realidad de aquella iniciativa es mucho más sencilla y es reflejo del ideario político y de las convicciones éticas de nuestro partido. Quienes estuvimos en el BEC en respuesta al llamamiento de EA, incluido nuestro concejal en Bilbao Jon Aritz Bengoetxea, uno de los más vilipendiados, por cierto, por las plataformas ilegalizadas, no acudimos al rescate de Batasuna. Nuestra presencia allí tenía una motivación mayor, compartida por todos quienes formamos parte de Eusko Alkartasuna: la defensa de los derechos civiles y políticos de la sociedad vasca, de todos los derechos y para todas las personas. Así lo hicimos ante los miles de ciudadanos y ciudadanas congregadas allí, rechazando la Ley de Partidos y subrayando ante todos ellos que el proceso de normalización política sólo será posible en Euskal Herria cuando desaparezcan todas las violencias. Este y no otro fue nuestro mensaje central. Probablemente no fue el que algunos de los presentes hubieran querido oír, pero en EA no buscamos el aplauso fácil ni modificamos nuestro discurso en función del auditorio. Nuestras señas de identidad son claras: independentistas y radicalmente democráticos.

Hubo quienes, legítimamente, decidieron no sumarse a esa reivindicación y sus razones tendrán para ello. Cada uno es dueño, y esclavo, de sus palabras y de sus actos y Eusko Alkartasuna siempre ha mantenido un compromiso firme e inequívoco con la sociedad vasca: la defensa de todos los derechos, sin hacer excepción alguna, y la condena, igualmente firme, de cualquier violación de los mismos. Siempre y en todo lugar, en las instituciones pero también en la calle, tal y como volvimos a demostrar el pasado sábado en Bilbao en la manifestación convocada por Gesto por la Paz en contra de toda forma de violencia y a favor de un futuro con memoria que no deje de lado a las víctimas.

Curiosamente, Eusko Alkartasuna fue la única formación política que se sumó a ambas iniciativas. ¿Contradictorio? En absoluto. Simple coherencia. No hay nada más natural que reivindicar respeto a todos los derechos civiles y políticos, rechazar el uso de la violencia y luchar contra el olvido de las víctimas. Son tres mensajes en uno solo, tres partes de un todo. Lo difícil, y también incoherente, habría sido asumir sólo alguna de las partes de ese mensaje global.

Tengo la seguridad y también la convicción personal de que este año 2006, al margen de las disputas electorales, va a resultar básico para la puesta en marcha de un proceso de normalización política en Euskal Herria que traiga por fin a nuestro país la paz y el reconocimiento de todos los derechos, individuales y colectivos. No es, por lo tanto, momento de quedarnos en casa a la espera de que otros den el primer paso. Al contrario, es hora de trabajar, de actuar con audacia, sin precipitación, pero con valentía. En este caso, no arriesgar es perder, y perdemos todos.

En EA tenemos claro que ese escenario de paz y normalidad, tan deseado por todos, no va a venir por sí solo; de ahí nuestro compromiso con nuestros votantes y con el conjunto de la sociedad vasca: trabajo y más trabajo en todos los foros que ayuden a avanzar hacia ese horizonte, trabajo y más trabajo con todos aquellos que apuesten con sinceridad por superar y salir de la actual situación de conflicto. Desde la firme defensa de los postulados ideológicos de nuestro partido, pero sin ningún miedo a participar en cualquier iniciativa, como el Foro Nacional de Debate, que nos acerque a la resolución del problema. Temo que la óptica partidista todavía impide a algunos acercarse sin reservas ni prejuicios a este tipo de iniciativas, una óptica que a veces impide percatarse de que lo que ahora está en juego (la paz y la normalización) va mucho más allá de conveniencias particulares o de coaliciones electorales. Quienes temen participar en uno u otro foro por miedo a que el mensaje sea capitalizado por otros difícilmente podrán aportar nada positivo al proceso de normalización porque en el fondo piensan más en clave de partido que de sociedad y no hacen sino supeditar el interés general al suyo propio.

Unai Ziarreta

Secretario General de Eusko Alkartasuna.

Fuente: Unai Ziarreta