El consumo del 80% de los recursos del planeta por parte del 20% de la humanidad tiene consecuencias graves: cambio climático, guerra e incertidumbre globalizada, destrucción de la biodiversidad, pandemias y, en general, una injusta temporalidad de las condiciones de vida.
Los vídeos con las imágenes de delfines nadando por unos inusualmente limpios canales de Venecia nos alegraron los largos días del confinamiento, mostrándonos, a la vez, la enorme huella de la actividad del ser humano en el planeta.
Hoy, en el Día Internacional contra el Cambio Climático, desde Eusko Alkartasuna reivindicamos un mundo sostenible, un planeta lleno de oxígeno, generador de vida, y ratificamos nuestro compromiso con la acción política necesaria para conseguirlo. En Eusko Alkartasuna, que hemos ostentado en diferentes etapas de su trayectoria responsabilidades institucionales en materia de medio ambiente con políticas vanguardistas, sabemos que la responsabilidad individual es importante pero los diferentes gobiernos tienen responsabilidades y obligaciones capaces de marcar la diferencia. Como en otros temas muy de actualidad, por cierto.
El compromiso para hacer frente al cambio climático exige políticas concretas, bien definidas en el tiempo, objetivos y en su desarrollo, que estén comprometidas a todos los niveles, con la defensa de la sostenibilidad.
La lucha contra el cambio climático y sus consecuencias es relativamente nueva y muy frágil. Es nueva porque el desarrollismo surgido tras la Segunda Guerra Mundial y en las posteriores décadas, percibía la curva de crecimiento de la economía mundial como una infinita flecha hacia arriba y nadie planteaba los límites de la explotación del planeta ni la necesidad de medidas ecológicas.
Hoy sabemos que el planeta tiene límites y que la conservación es necesaria, no solo por sentimiento ecológico, sino incluso por egoísmo, por la importancia que tiene en nuestro bienestar actual. Desde luego, estamos en un momento adecuado para darnos cuenta de que no todo se compra y se vende, y, desde luego, no la naturaleza, La naturaleza no pertenece a los hombres y mujeres, que en un momento concreto habitamos el planeta, somos parte de ella: sin ella no hay vida, sin ella no hay humanidad.
Hay teóricos que dicen que la capacidad del planeta se superó en las décadas de los 70-80 del siglo pasado y todos hemos oído que para mantener nuestro nivel de consumo precisaríamos varios planetas.
Eso quiere decir que estamos agotando el planeta y de ahora en adelante, las crisis serán periódicas, la escasez de agua un problema cada vez más grave, queda menos tierra productiva, los mares se han convertido en vertederos, las consecuencias del cambio climático son terribles y las pandemias serán más habituales. Las pandemias, sí, las zoonosis, como la que originó el Covid19, son consecuencia de la acción del ser humano en la naturaleza y suponen ya el 70% de las enfermedades emergentes.

Como en el caso del Covid, también en materia de cambio climático hay negacionistas, que, desde la ignorancia o el cinismo tratan de mantener un estilo de vida, que no es el del conjunto de los habitantes del planeta, sino el de unos pocos. De hecho, el capitalismo que agota el planeta es también el que oprime a la mayoría de la población. El 20% de la población del planeta consume el 80% de los recursos, lo que da muestra de la gran desigualdad en la que vivimos inmersas y lo que ello supone para nuestro entorno.
La crisis del coronavirus está teniendo y va a tener graves consecuencias a todos los niveles. El riesgo para el Medio Ambiente se acrecienta, en la medida en que los países a nivel mundial, pueden tener la tentación de utilizar la actual crisis sanitaria, social y económica, para mirar a otro e ignorar la urgente necesidad de tomar medidas para salvar el planeta.
Citábamos a los negacionistas y algunos piensan que el crecimiento económico y la huella ecológica pueden desacoplarse. En nuestra opinión entra en el ámbito del pensamiento mágico, por mucho que lo defiendan personas con altas responsabilidades como la señora Von der Leyen, símbolo de las autoridades de la UE.
No se puede demorar más la toma de decisiones, con crisis sanitaria o sin ella, el Planeta está en riesgo de supervivencia, al menos tal y como lo hemos conocido. Está en juego la conservación de todas sus especies, y por lo tanto también la nuestra; lo que puede convertir al cambio climático en la nueva pandemia a la que nos enfrentemos dentro de no tanto tiempo, y que puede ser realmente letal para la humanidad.
Por eso, insistimos que hoy es el día para que un partido socialdemócrata como Eusko Alkartasuna, que trabaja para cambiar la situación desde las instituciones, reclame políticas serias, decididas y, sobre todo, urgentes. La reversión del cambio climático exige un cambio a otro modelo de producción de consumo y transformación en todos los ámbitos: fiscalidad verde que financie la transición energética; hábitos de consumo sostenibles; inversión en industrias no contaminantes y en sectores energéticos limpios; política de movilidad y, por supuesto, todo lo relativo al sector primario, en un marco en el que el PIB sea desplazado como indicador central por otros indicadores basados en sistemas integrados de contabilidad ambiental y económica.
En definitiva, desde Eusko Alkartasuna y por todo lo expuesto reclamamos una acción global en defensa del medio ambiente, basada en medidas firmes, eficaces y ambiciosas. Todas las instituciones deben remar en la misma dirección a favor del medio ambiente y contra el cambio climático. Si no, naufragaremos. No hay tiempo que perder, porque ya vamos demasiado tarde.