Cierta dosis de esperanza Todavía conmocionados por los terribles
sucesos del 11 de septiembre y profundamente preocupados por sus repercusiones
en el orden internacional, cuesta trabajo analizar la realidad más cercana.
Pero lo cierto es que, mirando a Euskal Herria, en medio de los extremismos
políticos irreductibles que nos atribulan en este sufrido Pueblo nuestro, parece
percibirse últimamente una interesante evolución en las posturas de algunos
sectores políticos, que nos aportan cierta dosis de esperanza y, por qué no
decirlo, nos reafirman en las convicciones que muchos años atrás defendíamos
desde EA en una soledad casi absoluta.
Hemos saludado con esperanza la evolución del sector de HB que ha dado en constituirse
en organización autónoma bajo el nombre de Aralar. Deberíamos añadir que nos
alegra que al cabo de los años, acaben compartiendo posturas de EA que en su
día resultaban tan incomprendidas: independencia e integridad territorial de
Euskal Herria,  sin violencia. Vías políticas e institucionales.
Socialdemocracia, a la europea, suponemos. Respeto a la especifidad
de Navarra y consideración especial del papel político de algunas fuerzas en
el Viejo Reino (¡Ay!, aquel Gobierno de progreso PSN-CDN-EA, aquel pacto autonómico
de 1977 con el PSOE, la única aproximación realista a una mayoría por la territorialidad,
entonces tan denostado)… ¡Cómo no celebrar proclamaciones que se aproximan
tanto a lo que siempre planteábamos desde EA con ilusión renovadora!
Nuestra evocación de éstas y otras reivindicaciones, casi señas de identidad
de EA (también las vías del diálogo y la negociación), no pretende recordar
a nadie con jactancia que algunos llegamos hace algunos lustros a verdades que
hoy abrazan otros en buena hora. Antes bien, quiere ser un estímulo para aquellos
de nosotros a los que el paso del tiempo ¡duro tiempo! en la defensa con coherencia
de tales ideales difíciles de alcanzar, puede hacerles flaquear en sus convicciones
ahora ratificadas por otros. Y una expresión inequívoca de esperanza por la
confirmación de un espacio político, cada vez más amplio, en el que poder hacer
prosperar esas convicciones.
También hay que saludar con una relativa esperanza y fe en nuestras
permanentes propuestas, el cambio que parecen anunciar algunos sectores del
PSE. Después de lo que oímos antes del 13-M, el llamamiento a un replanteamiento
del socialismo “vasquista”, apostando por el diálogo, las vías políticas para
resolver un contencioso Euskadi-Estado que se reconoce; la posible consideración
del derecho de autodeterminación, etc…, es signo de que algo se mueve en ese
mundo en la dirección necesaria. Pero hay una cuestión prioritaria para EA:
una solución de concordia al problema de la territorialidad será siempre el
problema más sensible para nosotros y clave esencial para la resolución del
conflicto. Y ahí los sectores críticos del PSE-PSOE no pueden olvidar que ésa
es la herida más dolorosa que su partido provocó antes de llegar al poder en
1982 al romper nuestro compromiso compartido por la unidad política de Euskadi
Sur.
Trabajar por una solución negociada al doble conflicto Territorialidad-Soberanía,
no es pagar un “precio político por la paz”. Años atrás se nos repetía: “el
conflicto es sólo el que existe entre vascos” y “Hay que hacer política como
si ETA no existiera”. Pues eso: negociemos y decidamos democráticamente los
vascos. Y hagámoslo sin que nadie se empeñe en que ETA condicione y aplace lo
que debería solucionarse “como si ETA no existiera”.
Frente a la incoherencia de quienes hoy olvidan lo que ayer eran las
dos sentencias preferidas de los consejeros áulicos de Felipe González del PSE
y Euskadiko Ezkerra, pidamos hoy a los nuevos elementos pensantes del PSE-EE
un esfuerzo de lúcida coherencia con su propio pasado.
Jatorria: Eusko Alkartasuna